Con el tiempo, las personas moribundas pierden el apetito, y las personas con demencia avanzada se vuelven incapaces de comer. Los familiares a menudo se preocupan acerca de proporcionar alimentos a estas personas y pueden consultar a un médico sobre el uso de una sonda de alimentación o la nutrición por vía intravenosa (apoyo nutricional). Están predispuestos a recurrir al apoyo nutricional por muchas razones. Por ejemplo, los alimentos se han asociado con el amor, el cuidado, la hospitalidad, y el apoyo en todas las culturas a lo largo de la historia. Además, las comidas familiares pueden ser una actividad social a la que son reacios a renunciar.
Sin embargo, el apoyo nutricional no parece tener ningún beneficio. No parece prolongar la vida o mejorar la calidad de vida. Muchos médicos y enfermeras que cuidan a personas moribundas creen que los días antes de la muerte pueden ser más incómodos para ellas si reciben apoyo nutricional o se les obliga a comer más de lo que quieren. A las personas con demencia avanzada o moribundas no les angustia la sensación de hambre. Por lo general se sienten más cómodas cuando comen y beben lo que quieren. Durante el proceso de la muerte, el cuerpo comienza a apagarse, y la persona puede perder el deseo de comer y beber. Además, hasta hace poco tiempo en la historia humana, no se daba apoyo nutricional a los moribundos ni se les obligaba a comer más de lo que querían. En consecuencia, los médicos por lo general no recomiendan el apoyo nutricional.
Si no se espera una muerte inminente en horas o días, se puede proporcionar apoyo nutricional durante un tiempo limitado para ver si mejora el estado general de la persona, su lucidez mental o su vitalidad. A menudo, no se produce ninguna mejora. La persona moribunda y sus familiares deben tener un acuerdo explícito con el médico sobre cuando debe intentarse y cuando debe interrumpirse el apoyo nutricional, especialmente si no es útil (véase Voluntades anticipadas).
Sin embargo, los familiares y los cuidadores pueden ofrecer alimentos reconfortantes y que animen suavemente a la persona a comer:
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Proporcionar alimentos lentamente.
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Ofrecer pequeñas porciones de alimentos y pequeños sorbos de agua.
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Ofrecer alimentos favoritos, sabrosos o fáciles de tragar los alimentos.
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Ofrecer una pequeña cantidad de una bebida alcohólica favorita 30 minutos antes de las comidas.
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Por encima de todo, permitir a la persona elegir cuándo y qué comer y beber.
Los estimulantes del apetito, como ciertos antidepresivos, megestrol, o dronabinol, pueden ayudar.
Facilitar otros cuidados, como cepillarle los dientes, humedecerle la boca con hisopos húmedos, según sea necesario, darle cubitos de hielo y aplicarle bálsamo labial, puede reconfortar física y psicológicamente a la persona moribunda y los miembros de la familia que le proporcionan los cuidados. El personal de cuidados paliativos puede proporcionar el apoyo necesario.
Recibir asesoramiento puede ayudar a los familiares que están preocupados por la posibilidad de usar el apoyo nutricional.
Fármacos mencionados en este artículo
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