Rubéola congénita

PorAnnabelle de St. Maurice, MD, MPH, UCLA, David Geffen School of Medicine
Reviewed ByBrenda L. Tesini, MD, University of Rochester School of Medicine and Dentistry
Revisado/Modificado Modificado abr 2025
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Vista para pacientes

La rubeola congénita es una infección viral adquirida por el feto in utero. La infección puede ocasionar múltiples anomalías congénitas (incluyendo microcefalia, cataratas, defectos cardíacos y pérdida auditiva) y muerte fetal. El diagnóstico se realiza mediante serología, pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y cultivo celular. No existe tratamiento específico. La prevención consiste en vacunación sistemática.

(Véase también Rubéola y Generalidades sobre las infecciones neonatales.)

Por lo general, la rubéola congénita se debe a una infección primaria materna. En la actualidad, esta infección es rara en los Estados Unidos debido a los programas de inmunización muy exitosos (véase Eficacia y seguridad de la vacunación infantil).

Se considera que la rubéola invade las vías respiratorias superiores, con la consiguiente viremia y diseminación del virus a diferentes localizaciones, incluida la placenta. El feto presenta riesgo máximo de anomalías del desarrollo cuando se infecta durante las primeras 12 semanas de gestación. En etapas gestacionales tempranas, se considera que el virus causa una infección intrauterina crónica. Sus efectos son daño endotelial de los vasos sanguíneos, citólisis directa y alteración de la mitosis celular.

Síntomas y signos de la rubéola congénita

En una embarazada, la rubéola puede ser asintomática o manifestarse por síntomas de las vías respiratorias superiores, febrícula, conjuntivitis, linfadenopatías (en especial, en las regiones suboccipital y retroauricular) y un exantema maculopapuloso. Esta enfermedad puede ser seguida de síntomas articulares.

En el feto y el recién nacido, puede no haber síntomas o puede haber muerte fetal intrauterina o múltiples anomalías congénitas conocidas como síndrome de rubéola congénita (SRC). Las anomalías más frecuentes incluyen

Las manifestaciones clínicas menos frecuentes incluyen trombocitopenia con púrpura, eritropoyesis dérmica que causa lesiones cutáneas rojo azuladas, adenopatías, anemia hemolítica y neumonía intersticial.

Se requiere observación continua para detectar hipoacusia ulterior, discapacidad intelectual, comportamiento anormal, endocrinopatías (p. ej., diabetes mellitus) o una encefalopatía progresiva rara.

Los recién nacidos con rubéola congénita pueden presentar inmunodeficiencias, por ejemplo, hipogammaglobulinemia.

Diagnóstico de la rubéola congénita

  • Títulos séricos maternos de anticuerpos antirrubéola

  • Detección viral en la madre a través del cultivo celular y/o la reacción en cadena de la polimerasa (PCR por sus siglas en inglés) de muestras de líquido amniótico, nariz, fauces (preferido), orina, líquido cefalorraquídeo (LCR) o sangre

  • Títulos de anticuerpos del lactante (medidos en forma seriada) y detección viral como se indicó previamente

En las embarazadas, se determina de manera sistemática un título sérico de anticuerpos IgG antirrubéola en etapas gestacionales tempranas. Se repite el título en personas que presentan signos y síntomas de rubéola; se realiza el diagnóstico mediante una prueba serológica positiva para anticuerpos IgM, seroconversión de IgG o un aumento 4 veces entre los títulos de IgG de la etapa aguda y de convalecencia. La PCR o el cultivo viral también pueden usarse para confirmar la infección.

La infección fetal puede diagnosticarse en algunos centros a través de la identificación del virus en líquido amniótico, con IgM específica contra rubéola en sangre fetal o con técnicas de PCR en sangre fetal o muestras de biopsia de las vellosidades coriónicas.

En los lactantes en quienes se sospecha síndrome de rubéola congénita, deben determinarse los títulos de anticuerpos y obtener muestras para la detección viral. La persistencia o el aumento de IgG específica de rubéola en el lactante después de 6 a 12 meses sugiere infección congénita. La detección de anticuerpos IgM específicos contra la rubéola suele sugerir también infección congénita por rubéola, pero pueden darse resultados falsos positivos de IgM. La PCR de muestras obtenidas de la nasofaringe o la garganta es el método de elección para la detección. La recolección de ≥ 1 tipo de muestra (p. ej., secreción nasofaríngea, orina, de catarata) aumenta la sensibilidad. Las muestras nasofaríngeas suelen ofrecer la mayor sensibilidad para el cultivo, y se debe comunicar al laboratorio la sospecha del virus de la rubéola.

Otras pruebas son hemograma completo con fórmula leucocítica, análisis de líquido cefalorraquídeo y radiografías óseas para detectar las imágenes radiolúcidas típicas. Asimismo, son útiles el examen oftálmico y una evaluación cardíaca completa.

Tratamiento de la rubéola congénita

  • Tratamiento de sostén

No se dispone de ningún tratamiento específico para la infección materna ni para la congénita.

Las pacientes embarazadas que no son inmunes a la rubéola (IgG negativa contra la rubéola) y están expuestas a la rubéola en fases tempranas del embarazo deben ser informadas de los riesgos potenciales para el feto. Se realiza una prueba seriada de anticuerpos para detectar IgM, que indica infección aguda, seguida por la presencia de IgG. El uso rutinario de inmunoglobulina para profilaxis posexposición en pacientes embarazadas no inmunes no es recomendado por la American Academy of Pediatrics (1) pero sí se recomienda en algunos países (2).

Referencias del tratamiento

  1. 1. Committee on Infectious Diseases, American Academy of Pediatrics: Rubella in Red Book: 2021–2024 Report of the Committee on Infectious Diseases, ed. Kimberlin DW, Banerjee R, Barnett ED, Lynfield R, and Sawyer MH. Itasca, American Academy of Pediatrics, 2021.

  2. 2. Young MK, Bertolini J, Kotharu P, Maher D, Cripps AW. Rubella antibodies in Australian immunoglobulin products. Hum Vaccin Immunother. 2017;13(8):1952-1955. doi:10.1080/21645515.2017.1327110

Prevención de la rubéola congénita

La rubéola se puede prevenir mediante la vacunación. En los Estados Unidos, los lactantes deben recibir una vacuna combinada contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola. La primera dosis se administra a los 12 a 15 meses y la segunda dosis se administra a los 4 a 6 años (véase tabla Cronograma de vacunación infantil).

Las personas capaces de quedar embarazadas que no tienen evidencia serológica de inmunidad deben recibir al menos 1 dosis de la vacuna MMR (1). (ADVERTENCIA: la vacunación antirrubeólica está contraindicada en mujeres inmunodeficientes o embarazadas). Después de la vacunación, es necesario recomendar a las mujeres que no queden embarazadas durante los próximos 28 días.

Deben hacerse todos los esfuerzos para buscar y vacunar a grupos de alto riesgo, como trabajadores sanitarios y de guarderías, reclutas militares, inmigrantes recientes y estudiantes universitarios. Las mujeres que resultan ser susceptibles durante los estudios prenatales deben ser vacunadas después del parto (típicamente antes del alta hospitalaria).

Referencia de la prevención

  1. 1. McLean HQ, Fiebelkorn AP, Temte JL, Wallace GS; Centers for Disease Control and Prevention. Prevention of measles, rubella, congenital rubella syndrome, and mumps, 2013: summary recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP) [published correction appears in MMWR Recomm Rep. 2015 Mar 13;64(9):259]. MMWR Recomm Rep. 2013;62(RR-04):1-34.

Conceptos clave

  • La infección por rubéola materna, en particular durante el primer trimestre, puede causar restricción del crecimiento intrauterino y alteraciones graves del desarrollo.

  • El esquema de vacunación contra la rubéola ha reducido la frecuencia de la rubéola congénita en los Estados Unidos.

  • La vacuna contra la rubéola está contraindicada en el embarazo, por lo que las mujeres embarazadas con rubéola o expuestas a ella deben ser informadas del riesgo potencial para el feto.

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