Generalidades sobre las infecciones neonatales

PorAnnabelle de St. Maurice, MD, MPH, UCLA, David Geffen School of Medicine
Reviewed ByBrenda L. Tesini, MD, University of Rochester School of Medicine and Dentistry
Revisado/Modificado Modificado abr 2025
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Vista para pacientes

Las infecciones fetales y neonatales pueden adquirirse por diversas vías durante diferentes etapas del embarazo y el parto:

  • Prenatal: la infección puede transmitirse por vía transplacentaria o, si ocurre rotura de las membranas amnióticas antes dell trabajo de parto, como una infección ascendente desde el tracto genital inferior (prenatal).

  • Intraparto: Durante la primera etapa del trabajo de parto (o en casos de rotura prematura de membranas), la infección puede transmitirse al feto mientras aún está en el útero, por infección ascendente desde el tracto genital inferior (vulva, vagina o cuello uterino). Durante la segunda etapa del trabajo de parto, la infección puede transmitirse a través del contacto directo del feto con las secreciones vaginales maternas o la sangre.

  • Posparto: los recién nacidos pueden adquirir la infección a través de cualquier vía potencial (p. ej., sanguínea, gotitas respiratorias).

Los virus frecuentes que pueden causar infecciones fetales o neonatales incluyen los virus herpes simplex, VIH, citomegalovirus (CMV) y hepatitis B. La infección intraparto por VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) o hepatitis B ocurre por contacto directo con el virus en el fluido vaginal o por infección ascendente desde el tracto genital inferior (vulva, vagina, cérvix) si el parto se retrasa después de la ruptura de membranas; estos virus pueden transmitirse menos comúnmente por vía transplacentaria. La transmisión del CMV suele ser transplacentaria.

Las bacterias comunes incluyen estreptococos del grupo B, microorganismos entéricos gramnegativos (principalmente Escherichia coli), Listeria monocytogenes, gonococos, sífilis y Chlamydia trachomatis.

Infección prenatal (intrauterina)

La infección intrauterina, que puede producirse en cualquier momento antes del nacimiento, se debe a una infección materna manifiesta o subclínica. Las posibles consecuencias dependen del organismo y del momento de la infección durante la gestación e incluyen aborto espontáneo, restricción del crecimiento intrauterino, parto prematuro, muerte fetal, malformaciones congénitas (p. ej., rubéola) e infección neonatal sintomática (p. ej., CMV, toxoplasmosis, sífilis) o asintomática (p. ej., CMV).

Las infecciones comunes transmitidas por vía transplacentaria incluyen los virus de la rubéola, el toxoplasma, del CMV, la sífilis y el virus Zika. VIH y hepatitis B se transmiten con menor frecuencia por vía trasplacentaria.

Infección durante el parto

Las infecciones intraparto ocurren durante el proceso de trabajo de parto y el parto. Las infecciones neonatales por virus herpes simple, VIH, hepatitis B, estreptococos del grupo B, los microorganismos entéricos gramnegativos (fundamentalmente, Escherichia coli), Listeria monocytogenes, gonococos y clamidias suelen ocurrir por contacto con sangre o fluido vaginal infectado. A veces, la infección de tipo ascendente puede ocurrir durantela primera etapa del parto cuando el feto aún está en el útero (antes que el cerix sea completamente dilatado), particularmente cuando se retrasa el parto después de que se rompan las membrana.

Infección posparto

Las infecciones posparto se adquieren después del parto por contacto directo con tejido materno infectado o fluidos corporales (como tuberculosis, que a veces también se transmite in utero), lactancia (VIH [Virus de Inmunodeficiencia Humana], CMV [Citomegalovirus]) o contacto con familiares, visitantes, personal sanitario o ambiente hospitalario (numerosos microorganismos—ver Infección neonatal hospitalaria).

Factores de riesgo para la infección neonatal

El riesgo de contraer una infección intraparto y posparto es inversamente proporcional a la edad gestacional. Los recién nacidos son inmunológicamente inmaduros, con función inmune celular disminuida; los lactantes prematuros son particularmente inmaduros en términos inmunológico (véase también Función inmunológica neonatal).

Hay transporte activo de anticuerpos IgG maternos a través de la placenta, pero no se alcanzan concentraciones eficaces contra todos los microorganismos hasta cerca del término. Los anticuerpos IgM no atraviesan la placenta. Los recién nacidos prematuros tienen menor producción intrínseca de anticuerpos y menor actividad del complemento. Los recién nacidos pretérmino también tienen mayor probabilidad de estar expuestos a corticoesteroides y procedimientos invasivos (p. ej. intubación endotraqueal, acceso IV prolongado) que pueden predisponer a la infección.

Signos y síntomas de las infecciones neonatales

En los recién nacidos, los signos y síntomas de infección tienden a ser inespecíficos (p. ej., vómitos o mala alimentación, mayor somnolencia o letargo, fiebre o hipotermia, taquipnea, exantemas, diarrea, distensión abdominal).

Muchas infecciones adquiridas antes del nacimiento pueden causar o estar acompañadas por varias anomalías del crecimiento o desarrollo (p. ej. restricción del crecimiento, sordera, microcefalia, anomalías, aumento del crecimiento y del peso insuficientes [anteriormente denominado fallo de medro], hepatoesplenomegalia, anomalías neurológicas).

Diagnóstico de las infecciones neonatales

  • Anamnesis y examen físico

  • Microbiología, recuento sanguíneo, marcadores inflamatorios

Hay que considerar una amplia variedad de infecciones, incluida la sepsis, en recién nacidos enfermos, en el momento del nacimiento o poco después, sobre todo aquellos con factores de riesgo. Deben sospecharse infecciones como rubéola congénita, sífilis, toxoplasmosis y CMV en recién nacidos con alteraciones como limitación del crecimiento, sordera, microcefalia u otras anomalías físicas, hepatoesplenomegalia o alteraciones neurológicas.

Las pruebas de laboratorio iniciales pueden incluir un recuento sanguíneo completo con diferencial y marcadores inflamatorios (p. ej., proteína C reactiva o procalcitonina). Las pruebas microbiológicas específicas (p. ej., cultivo, amplificación de ácidos nucleicos) pueden confirmar el microorganismo causante. Las pruebas maternas también pueden ser útiles.

Tratamiento de las infecciones neonatales

  • Tratamiento antibiótico

  • Tratamiento de sostén

El tratamiento fundamental para una presunta infección bacteriana en el recién nacido es la terapia antibiótica empírica con fármacos como ampicilina y gentamicina o ampicilina y cefotaxima. La selección final de antimicrobianos se basa en los resultados de los cultivos en forma similar a como se realiza en los adultos, porque los microorganismos infectantes y sus sensibilidades no son específicas de los recién nacidos. Sin embargo, la dosis y la frecuencia de administración del fármaco se ven afectados por numerosos factores, incluyendo la edad y el peso. En casos de sospecha de infección viral, o antecedentes de exposición a virus prenatal o perinatal, puede estar indicada una terapia antiviral apropiada (p. ej., profilaxis posexposición para HIV, aciclovir si se sospecha enfermedad o exposición a HSV)

Puede requerirse atención sintomática, en particular para recién nacidos con fiebre, alteración metabólica significativa, dificultad respiratoria/insuficiencia respiratoria, o shock séptico.

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