La toxoplasmosis congénita es causada por contagio transplacentario de Toxoplasma gondii. Las manifestaciones clínicas, si las hay, son parto prematuro, retraso del crecimiento intrauterino, ictericia, hepatoesplenomegalia, miocarditis, neumonitis, exantema, coriorretinitis, hidrocefalia, calcificaciones intracraneales, microcefalia y convulsiones. El diagnóstico se realiza por investigación serológica o PCR (polymerasechain reaction). El tratamiento consiste en pirimetamina, sulfadiazina y ácido folínico (leucovorina).
(Véase también Toxoplasmosis en adultos y Generalidades sobre las infecciones neonatales).
Toxoplasma gondii, un parásito que se encuentra en todo el mundo, causa una infección congénita en aproximadamente 1,5 de cada 1000 nacidos vivos (1).
Referencia general
1. Torgerson PR, Mastroiacovo P. The global burden of congenital toxoplasmosis: a systematic review. Bull World Health Organ. 2013;91(7):501-508. doi:10.2471/BLT.12.111732
Etiología de la toxoplasmosis congénita
La toxoplasmosis congénita es casi exclusivamente secundaria a una infección primaria materna durante el embarazo o dentro de los 3 meses de la concepción; sin embargo, hay excepciones, incluyendo la reinfección con un nuevo serotipo de T. gondii o la reactivación de la toxoplasmosis en madres con inmunodeficiencias celulares graves. Principalmente, la infección por T. gondii es causada, por ingestión de carne inadecuadamente cocinada que contiene quistes o por la ingestión de oocistos provenientes de los alimentos o el agua contaminados con heces de gatos.
La tasa de transmisión al feto es más alta en las mujeres infectadas en etapas gestacionales tardías. Sin embargo, los fetos infectados en etapas más tempranas de la gestación suelen presentar enfermedad más grave. En general, el 70% de los niños que nacen de personas infectadas y no tratadas por toxoplasmosis durante el embarazo tienen síntomas de toxoplasmosis congénita si la madre experimentó seroconversión después de las 37 semanas, y aproximadamente el 30% de las personas infectadas durante el embarazo tendrá un niño con infección congénita (1).
Referencia de la etiología
1. Maldonado YA, Read JS; COMMITTEE ON INFECTIOUS DISEASES. Diagnosis, Treatment, and Prevention of Congenital Toxoplasmosis in the United States. Pediatrics. 2017;139(2):e20163860. doi:10.1542/peds.2016-3860
Síntomas y signos de la toxoplasmosis congénita
En general, las embarazadas infectadas por T. gondii no tienen manifestaciones clínicas, pero algunas pueden presentar un síndrome leve similar a la mononucleosis, adenopatías regionales o, en ocasiones, coriorretinitis. De manera similar, los recién nacidos infectados suelen ser asintomáticos al nacer, pero los problemas clínicos pueden incluir los siguientes:
Restricción del crecimiento intrauterino
Hepatoesplenomegalia
Miocarditis
Neumonitis
Diversos exantemas
Afectación neurológica
El compromiso neurológico, a menudo notorio, incluye coriorretinitis, hidrocefalia, calcificaciones intracraneales, microcefalia y convulsiones. La tríada clásica de hallazgos consiste en coriorretinitis, hidrocefalia y calcificaciones intracraneales. Las secuelas neurológicas y oftalmológicas pueden retrasarse años o décadas.
Diagnóstico de la toxoplasmosis congénita
Medición seriada de IgG en suero (para infección materna)
PCR (polymerasechain reaction) en líquido amniótico (para infección fetal)
Investigación serológica, estudios por la imagen cerebrales, análisis de líquido cefalorraquídeo y evaluación oftalmológica (para infección neonatal) y pruebas de PCR de distintos líquidos o tejidos orgánicos
Debe sospecharse una infección materna si las mujeres tienen uno o más de los siguientes:
Un síndrome similar a la mononucleosis y pruebas negativas para el virus de Epstein-Barr, VIH y citomegalovirus (anticuerpos o PCR)
Adenopatía regional aislada no debida a otra causa (p. ej., VIH)
Coriorretinitis
La adenopatía usualmente aparece en la región cervical (cuello) y es bilateral, simétrica y no dolorosa.
La seroconversión o un aumento ≥ 4 veces de los títulos de IgG entre la fase aguda y de convalecencia sugieren infección materna aguda. Los anticuerpos maternos IgG pueden ser detectables en la madre durante años y en el lactante durante el primer año.
Los hallazgos ecográficos pueden sugerir toxoplasmosis congénita pero son inespecíficos. En la infección fetal, el análisis por PCR (reacción en cadena de la polimerasa) del líquido amniótico está surgiendo como el método diagnóstico de elección. Existen muchas otras pruebas serológicas, algunas de las cuales se realizan únicamente en laboratorios de referencia. Las más confiables son la prueba del colorante de Sabin-Feldman, la prueba anticuerpos con inmunofluorescencia indirecta (IFA) y el análisis de aglutinación directa. (Véase también Clinical Overview of Toxoplasmosis de los Centers for Disease Control and Prevention y Laboratory Tests for the Diagnosis of Toxoplasmosis de Dr. Jack S. Remington Laboratory for Specialty Diagnostics)-
En los lactantes con sospecha de toxoplasmosis congénita, deben realizarse pruebas serológicas, resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC) del cerebro, análisis del líquido cefalorraquídeo, hemograma completo, enzimas hepáticas, respuestas evocadas auditivas del tronco encefálico y un examen oftalmológico completo realizado por un oftalmólogo. Las alteraciones del líquido cefalorraquídeo incluyen xantocromía, hipoglucorraquia, eosinofilia, pleocitosis e hiperproteinorraquia. Se inspecciona la placenta para detectar signos característicos de infección por T. gondii (p. ej., placentitis). Los hallazgos de laboratorio adicionales incluyen anemia, trombocitopenia, linfocitosis, monocitosis, eosinofilia y aumento de transaminasas. También se puede indicar PCR de los líquidos corporales, incluso el líquido cefalorraquídeo, o los tejidos (placenta) para confirmar la infección.
By permission of the publisher. From Demmler G: Congenital and perinatal infections. In Atlas of Infectious Diseases: Pediatric Infectious Diseases. Edited by CM Wilfert. Philadelphia, Current Medicine, 1998.
Algunos estados de los Estados Unidos realizan pruebas de cribado neonatal de forma rutinaria para detectar anticuerpos IgM específicos contra toxoplasmosis en sangre seca.
Tratamiento de la toxoplasmosis congénita
En ocasiones, espiramicina en embarazadas
Pirimetamina, sulfadiazina y ácido folínico (leucovorina) para pacientes embarazadas y recién nacidos
Datos limitados sugieren que el tratamiento de embarazadas infectadas durante la gestación puede ser beneficioso para el feto (1). Se ha usado espiramicina (disponible en Estados Unidos con autorización especial de la U.S. Food and Drug Administration [Agencia federal para alimentos y medicamentos, FDA por sus siglas en inglés]) para prevenir la transmisión maternofetal cuando la infección ocurre antes de las 18 semanas de gestación y es más eficaz si se administra dentro de las 8 semanas siguientes a la seroconversión. Un estudio retrospectivo de una sola institución sugiere que la adición de trimetoprima/sulfametoxazol puede aumentar la efectividad en la prevención de la transmisión (2). Se pueden administrar pirimetamina, sulfadiazina y ácido folínico (leucovorina) cuando la infección ocurre desde las 18 semanas de gestación o si se documenta la infección mediante PCR o ecografía (3).
El tratamiento de los recién nacidos sintomáticos y asintomáticos puede mejorar el pronóstico. Por lo tanto, el tratamiento se inicia con pirimetamina por vía oral, ácido folínico oral y sulfadiazina. El tratamiento continúa durante 12 meses, pero la frecuencia de administración de pirimetamina disminuye después de los primeros 6 meses. Todo tratamiento debe ser supervisado por un experto, y los pacientes deben ser controlados en forma regular para detectar neutropenia. La administración de corticosteroides es controvertida y debe determinarse caso por caso pero puede considerarse para la coriorretinitis activa o si las proteínas del líquido cefalorraquídeo son ≥ 1 g/dL.
Tanto los niños sintomáticos como los asintomáticos con toxoplasmosis congénita deben controlarse en forma estrecha en busca de retrasos del desarrollo y someterse a evaluaciones oftalmológicas cada 3 a 6 meses durante los primeros 3 años de vida (4, 5).
Referencias del tratamiento
1. Olariu TR, Press C, Talucod J, et al: Congenital toxoplasmosis in the United States: Clinical and serologic findings in infants born to mothers treated during pregnancy. Parasite 26:13, 2019. doi: 10.1051/parasite/2019013
2. Buonsenso D, Pata D, Turriziani Colonna A, et al: Spiramycin and trimethoprim-sulfamethoxazole combination to prevent mother-to-fetus transmission of Toxoplasma gondii infection in pregnant women: A 28-years single-center experience. Pediatr Infect Dis J 41(5):e223–e227, 2022. doi: 10.1097/INF.0000000000003469
3. Buonsenso D, Pata D, Turriziani Colonna A, et al. Spyramicine and Trimethoprim-Sulfamethoxazole Combination to Prevent Mother-To-Fetus Transmission of Toxoplasma gondii Infection in Pregnant Women: A 28-Years Single-center Experience. Pediatr Infect Dis J. 2022;41(5):e223-e227. doi:10.1097/INF.0000000000003469
4. Goldstein E, Montoya JG, Remington JS. Management of Toxoplasma gondii infection during pregnancy. Clin Infect Dis. 2008;47(4):554-566. doi:10.1086/590149
5. Centers for Disease Control and Prevention (CDC): Clinical Care of Toxoplasmosis. Accessed January 27, 2025.
Pronóstico de la toxoplasmosis congénita
Algunos niños tienen una evolución fulminante con muerte temprana, mientras que otros presentan secuelas neurológicas a largo plazo. En ocasiones, los problemas neurológicos (p. ej., coriorretinitis, discapacidad intelectual, sordera, convulsiones) aparecen años más tarde en niños que impresionaban normales en el momento del nacimiento. En consecuencia, aquellos con toxoplasmosis congénita deben ser controlados estrictamente más allá del período neonatal.
Prevención de la toxoplasmosis congénita
Las embarazadas deben ser asesoradas para evitar el contacto con los sanitarios de los gatos y otras zonas contaminadas por heces de gato (1). Debido a que los oocistos requieren > 24 h después de la excreción para convertirse en infecciosos, el reemplazo metódico de toda la caja de arena en forma diaria con guantes, seguido del lavado de manos cuidadoso deberían reducir la infección por esta vía si otros miembros del hogar no pueden manejar la caja de arena para desechos.
Se debe cocinar completamente la carne antes de que sea consumida por las embarazadas. Las frutas y las verduras se deben lavar en forma minuciosa o pelarse y toda la preparación de alimentos debe ser seguida inmediatamente por lavado de manos.
Las mujeres con riesgo de infección primaria (p. ej., aquellas expuestas con frecuencia a heces de gato) deben ser evaluadas durante el embarazo. Debe asesorarse a las embarazadas infectadas durante el primero o el segundo trimestre sobre los tratamientos existentes.
Referencia de la prevención
1. Practice bulletin no. 151: Cytomegalovirus, parvovirus B19, varicella zoster, and toxoplasmosis in pregnancy [published correction appears in Obstet Gynecol. 2016 Feb;127(2):405] [published correction appears in Obstet Gynecol. 2016 Feb;127(2):405. doi: 10.1097/01.AOG.0000480402.22371.a4.]. Obstet Gynecol. 2015;125(6):1510-1525. doi:10.1097/01.AOG.0000466430.19823.53
Conceptos clave
La toxoplasmosis congénita suele deberse a una infección materna primaria adquirida durante el embarazo; la reactivación de una infección previa es de bajo riesgo, excepto en personas inmunocomprometidas.
Pueden estar afectados muchos órganos, incluidos corazón, hígado, pulmones y sistema nervioso central; la tríada clásica de hallazgos consiste en coriorretinitis, hidrocefalia y calcificaciones intracraneales.
Algunos niños tienen una evolución fulminante con muerte temprana, mientras que otros presentan secuelas neurológicas y oftalmológicas a largo plazo que pueden no desarrollarse durante varios años o incluso décadas.
Confirmar la infección congénita mediante el análisis de PCR (polymerase chain reaction, reacción en cadena de la polimerasa) de líquido amniótico (para la infección fetal) o de líquidos orgánicos (incluido líquido cefalorraquídeo) o tejidos para la infección neonatal; también pueden utilizarse las pruebas serológicas.
Realizar RMN o TC del cerebro para todos los casos sospechosos.
La pirimetamina, la sulfadiazina y el ácido folínico (leucovorina) pueden mejorar el pronóstico.
Las embarazadas deben cocinar bien la carne antes de consumirla, lavar o pelar bien las frutas y verduras y evitar el contacto con las cajas de arena para gatos y otras áreas contaminadas con heces de gato.
