Casi el 50% de todas las personas en los Estados Unidos informan problemas relacionados con el sueño. El sueño alterado puede producir trastornos emocionales, dificultades con la memoria, escasas habilidades motoras, disminución de la eficiencia laboral y mayor riesgo de accidentes de tránsito. Incluso puede contribuir a los trastornos cardiovasculares y la mortalidad.
(Véase también Apnea del sueño y Problemas del sueño en los niños).
Los síntomas más frecuentes relacionados con el sueño son el insomno y la somnolencia diurna excesiva.
La somnolencia diurna excesiva no es una enfermedad sino un síntoma de diversos trastornos relacionados con el sueño. El insomnio puede ser un trastorno, aun cuando exista en el contexto de otros trastornos, o puede ser un síntoma de otros trastornos.
Las parasomnias son fenómenos anormales ligados al sueño (p. ej., terrores nocturnos, sonambulismo).
Fisiopatología
Existen dos tipos de sueño, cada uno señalado por cambios fisiológicos característicos:
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Sin movimientos oculares rápidos (no REM): el sueño no REM corresponde al 75-80% del tiempo de sueño total en los adultos. Consiste en 3 fases (N1 a N3) con una profundidad creciente. Los movimientos oculares lentos de balanceo, que caracterizan la vigilia tranquila y la fase N1 temprana del sueño, desaparecen en las fases de sueño más profundas. También disminuye la actividad muscular. El estadio N3 se denomina sueño profundo porque el umbral para el despertar es alto; los individuos pueden percibir este estadio como un sueño de alta calidad.
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Con movimientos oculares rápidos (REM): el sueño REM sigue a cada ciclo de sueño no REM. Se caracteriza por una actividad rápida de bajo voltaje en el EEG y por atonía muscular postural. La frecuencia y la profundidad de las respiraciones sufren tremendas fluctuaciones. La mayor parte de la actividad onírica aparece durante el sueño REM.
La progresión a través de las 3 etapas, habitualmente seguida por un intervalo breve de sueño REM, aparece de forma cíclica 5 a 6 veces cada noche (véase figura Patrón típico del sueño en los adultos jóvenes). Breves períodos de vigilia (fase W) se producen periódicamente.
Los requerimientos individuales de sueño varían mucho, entre 6 y 10 h/24 h. Los lactantes duermen gran parte del día; con el envejecimiento, el tiempo de sueño total y el profundo tienden a disminuir y el sueño se interrumpe más. En los adultos mayores, puede desaparecer la etapa N3 del sueño. Estos cambios pueden explicar la somnolencia diurna excesiva y la fatiga crecientes con el envejecimiento, pero no está clara su importancia clínica.
Etiología
Algunos trastornos pueden producir insomnio o somnolencia diurna excesiva (a veces ambos) y algunos producen uno u otro (véase tabla Algunas causas de insomnio y somnolencia diurna excesiva).
Algunas causas de insomnio y somnolencia diurna excesiva
El insomnio es causado más a menudo por
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Un trastorno de insomnio (p. ej., trastorno de adaptación al sueño, insomnio psicofisiológico)
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Higiene inadecuada del sueño
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Los trastornos psiquiátricos, sobre todo del estado de ánimo, de ansiedad y por consumo de sustancias
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Diversos trastornos clínicos como trastornos cardiopulmonares, musculoesqueléticos y dolor crónico
La somnolencia diurna excesiva es causada más a menudo por
La jhigiene inadecuada del sueño se refiere a conductas que no son propicias para dormir. Incluyen
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Consumo de cafeína o de agentes simpaticomiméticos u otros agentes estimulantes (en general, cerca de la hora de dormir, pero incluso por la tarde en los individuos que son particularmente sensibles)
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Ejercicio o excitación (p. ej., un programa de televisión que emociona) tarde en la noche
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Un horario irregular de sueño-vigilia
Los pacientes que compensan la pérdida de sueño durmiendo hasta tarde o con una siesta fragmentan más su período nocturno.
El insomnio por trastorno de adaptación es el resultado de estresores emocionales agudos (p. ej., pérdida de un trabajo, hospitalización) que interrumpen el sueño.
El insomnio psicofisiológico es el insomnio (cualquiera sea su causa) que persiste mucho más allá de la resolución de los factores precipitantes, habitualmente porque los pacientes sienten ansiedad anticipadora ante la perspectiva de pasar otra noche en vela seguida de otro día de cansancio. En general, los pacientes pasan horas en la cama concentrados en su insomnio y dándole vueltas al tema, y tienen mayores problemas para conciliar el sueño en su propio dormitorio que fuera de casa.
Los trastornos físicos que producen dolor o malestar (p. ej., artritis, cáncer, hernia de disco), sobre todo aquellos que empeoran con el movimiento, pueden producir despertares transitorios y mala calidad del sueño. Las convulsiones nocturnas también pueden interferir con el sueño.
Los trastornos mentales importantes se asocian con somnolencia diurna excesiva e insomnio. Alrededor del 80% de los pacientes con depresión mayor informan somnolencia diurna excesiva e insomnio; por el contrario, el 40% de los insomnes crónicos tienen un trastorno mental de importancia, principalmente un trastorno del estado de ánimo.
El síndrome del sueño insuficiente involucra no dormir lo suficiente a pesar de tener la oportunidad adecuada para hacerlo, en general a causa de diversos compromisos sociales o laborales.
Los trastornos del sueño relacionados con productos químicos son el resultado del consumo crónico o de la abstinencia de distintos fármacos (véase tabla Algunos fármacos que interfieren con el sueño).
Algunos fármacos que interfieren con el sueño
Los trastornos del ritmo circadiano conducen a una mala alineación entre los ritmos sueño-vigilia endógenos y el ciclo claridad-oscuridad ambiental. La causa puede ser externa (p. ej., el trastorno de desfase horario por vuelo, el trastorno de trabajo por turnos) o interna (p. ej., el trastorno de las fases retrasadas o adelantadas del sueño).
La apnea central del sueño consiste en episodios repetidos de cese de la respiración o de una respiración superficial durante el sueño, que duran por lo menos 10 s y causados por una disminución del esfuerzo respiratorio. El trastorno habitualmente se manifiesta como insomnio o como un sueño perturbado y poco reparador.
La apnea obstructiva del sueño consiste en episodios de cierre parcial o completo de las vías aéreas superiores durante el sueño, que conducen al cese de la respiración durante ≥ 10 s. La mayoría de los pacientes roncan y, a veces, el paciente se despierta jadeando. Estos episodios interrumpen el sueño y conducen a una sensación de que ha sido poco reparador y a una somnolencia diurna excesiva.
La narcolepsia se caracteriza por una somnolencia diurna excesiva crónica, muchas veces con cataplejía, parálisis del sueño y alucinaciones hipnagógicas o hipnopómpicas:
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La cataplejía es una debilidad o parálisis muscular momentánea sin pérdida de conocimiento que es provocada por reacciones afectivas súbitas (p. ej., el regocijo, la ira, el miedo, la alegría, la sorpresa). La debilidad puede quedar limitada a los miembros (p. ej., los pacientes pueden soltar la caña al picar un pez) o provocar una caída por la flacidez al reírse a carcajadas (como indica la expresión "caerse de la risa") o un enfado súbito.
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La parálisis del sueño es la incapacidad transitoria para moverse al quedarse dormido o inmediatamente después de despertar.
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Los fenómenos hipnagógicos o hipnopómpicos son ilusiones auditivas o visuales vívidas que aparecen cuando acaba de quedarse dormido (hipnagógicas) o, con menos frecuencia, inmediatamente después de despertarse (hipnopómpicas).
El trastorno por movimientos periódicos de los miembros se caracteriza por contracciones o pataleos repetitivos (habitualmente cada 20 a 40 s) de las extremidades inferiores durante el sueño. En general, los pacientes se quejan de sueño nocturno fragmentado o somnolencia diurna excesiva. Es típico que no sean conscientes de los movimientos y de los breves despertares que siguen y ellos tampoco tienen sensaciones anormales en las extremidades.
El síndrome de las piernas inquietas se caracteriza por una necesidad irresistible de mover las piernas y, con menos frecuencia, los brazos, en general asociada con parestesias (p. ej., sensaciones reptantantes o arrastrantes) en las extremidades al inclinarse. Para aliviar los síntomas, los pacientes mueven el miembro afectado extendiéndolo, pataleando o caminando. Como consecuencia, tienen problemas para conciliar el sueño, sufren despertares nocturnos frecuentes o ambas cosas.
Evaluación
Anamnesis
Antecedentes de la enfermedad actual: deben incluir la duración y la edad de inicio de los síntomas y de cualquier acontecimiento (p. ej., un cambio vital o laboral, un fármaco nuevo, un nuevo trastorno médico) que haya coincidido con su inicio. Deben registrarse los síntomas durante las horas de sueño y de despertar.
La calidad y cantidad de sueño se identifican mediante la determinación de
Es más exacto que el paciente lleve un diario del sueño diurno durante varias semanas que interrogarlo al respecto. Se deben evaluar los acontecimientos al tiempo de acostarse (p. ej., el consumo de alimentos o de alcohol, la actividad física o mental). La ingesta y la interrupción de productos químicos, de alcohol, cafeína y nicotina, así como la intensidad de la actividad física realizada y el momento.
Si la somnolencia diurna excesiva es un problema, hay que cuantificar su intensidad según la propensión a quedarse dormido en diferentes situaciones (p. ej., descansar cómodamente versus conducir un automóvil). Puede utilizarse la Escala de Somnolencia de Epworth; un puntaje acumulado ≥ 10 representa una somnolencia diurna anormal.
Escala de Somnolencia de Epworth
Revisión de sistemas: se deben buscar síntomas de trastornos específicos del sueño, que incluyen
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Ronquidos, patrones de respiración interrumpida y otros trastornos respiratorios nocturnos (síndromes de apnea del sueño)
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Depresión, ansiedad, manía e hipomanía (trastornos mentales del sueño)
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Inquietud en las piernas, un deseo irresistible de moverlas y movimientos espasmódicos de las piernas (síndrome de las piernas inquietas)
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Cataplejía, parálisis del sueño, y fenómenos hipnagógicos (narcolepsia)
Los compañeros de lecho u otros miembros de la familia pueden identificar mejor algunos de estos síntomas.
Antecedentes personales: deben evaluarse trastornos conocidos que puedan interferir con el sueño, incluido la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el asma, la insuficiencia cardíaca, el hipertiroidismo, el reflujo gastroesofágico, los trastornos neurológicos (sobre todo los trastornos del movimiento y degenerativos) y los trastornos dolorosos (p. ej., artritis reumatoide). Los factores de riesgo para la apnea obstructiva del sueño incluyen la obesidad, los trastornos cardíacos, la hipertensión, el accidente cerebrovascular, el tabaquismo, los ronquidos y el traumatismo nasal. Los antecedentes de consumo de sustancias químicas deben incluir preguntas sobre el consumo de cualquier fármaco asociado a un trastorno del sueño (véase tabla Algunos fármacos que interfieren con el sueño).
Examen físico
El examen físico es especialmente útil para identificar signos asociados con una apnea obstructiva del sueño
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La obesidad con la grasa distribuida alrededor del cuello o la cintura
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Circunferencia del cuello grande (≥ 43,2 cm en los machos, ≥ 40,6 cm en las mujeres)
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Hipoplasia mandibular y retrognatia
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Obstrucción nasal
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Agrandamiento de las amígdalas, la lengua, la úvula o el paladar blando (puntuación de Mallampati 3 o 4—véase figura Puntuación de Mallampati)
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Permeabilidad faríngea disminuida
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El aumento de la obstrucción de la úvula y el paladar blando por la lengua
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Mucosa faríngea lateral redundante
Debe examinarse el tórax para detectar sibilancias espiratorias y cifoescoliosis. Deben regitrarse los signos de una insuficiencia ventricular derecha. Se debe realizar un examen neurológico detallada.
Signos de alarma
Los siguientes hallazgos son de particular importancia:
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Quedarse dormido al conducir o durante otra situación potencialmente peligrosa
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Ataques repetidos de sueño (quedarse dormido sin advertencia)
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Interrupciones de la respiración o despertar con jadeo según lo informa el compañero de lecho
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Una condición cardíaca o pulmonar inestable
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Un accidente cerebrovascular reciente
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Un estado catapléjico (ataques continuos de cataplejía)
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Antecedentes de conductas violentas o autolesionarse o lesionar a otro durante el sueño
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Sonambulismo frecuente u otro comportamiento fuera de la cama
Interpretación de los hallazgos
En la anamnesis suele evidenciarse una higiene inadecuada del sueño y estresores ambientales. La somnolencia diurna excesiva que desaparece cuando se aumenta el tiempo de sueño (p. ej., los fines de semana o las vacaciones) sugiere un síndrome de sueño insuficiente. La somnolencia diurna excesiva que se asocia con cataplejía, alucinaciones hipnagógicas/hipnopómpicas o parálisis del sueño sugiere una narcolepsia.
Debe distinguirse la dificultad para quedarse dormido (insomnio del inicio del sueño) de la dificultad para mantener el sueño y del despertar temprano (insomnio del mantenimiento del sueño).
El insomnio del inicio del sueño sugiere un síndrome de la fase tardía del sueño, un insomnio psicofisiológico crónico, piernas inquietas o fobias infantiles.
El insomnio del mantenimiento del sueño sugiere una depresión mayor, apnea central u obstructiva del sueño, trastorno del movimiento periódico de las extremidades o envejecimiento.
Dormirse temprano y despertar temprano sugieren síndrome de la fase del sueño avanzada.
Los médicos deben sospechar apnea obstructiva del sueño en pacientes con ronquidos importantes, despertares frecuentes y otros factores de riesgo. El índice STOP-BANG puede ayudar a predecir el riesgo de sufrir apnea obstructiva del sueño (véase tabla Índice de riesgo STOP-BANG para la apnea obstructiva del sueño).
Índice de riesgo STOP-BANG para la apnea obstructiva del sueño
Estudios complementarios
Las pruebas se realizan cuando los síntomas o signos específicos sugieren la apnea obstructiva del sueño, ataques nocturnos, narcolepsia, trastorno del movimiento periódico de las extremidades u otros trastornos cuyo diagnóstico se basa en la identificación de los hallazgos polisomnográficos característicos. Los estudios complementarios también se realizan cuando el diagnóstico clínico está en duda o cuando la respuesta al tratamiento presuntivo inicial es insuficiente. Si los síntomas o signos sugieren fuertemente determinadas causas (p. ej., el síndrome de las piernas inquietas, malos hábitos de sueño, estrés, trastorno del trabajo por turnos), no se requiere la prueba.
La polisomnografía resulta especialmente útil cuando se sospecha una apnea obstructiva del sueño, una narcolepsia, convulsiones nocturnas, un trastorno por movimientos periódicos de las extremidades o parasomnias. También ayuda a los médicos a evaluar conductas violentas y potencialmente nocivas relacionadas con el sueño. Controla la actividad cerebral (a través del EEG), los movimientos oculares, la frecuencia cardíaca, las respiraciones, la saturación de oxígeno y el tono y la actividad muscular durante el sueño. Puede utilizarse un registro con video para identificar movimientos anormales durante el sueño. La polisomnografía se realiza habitualmente en un laboratorio de sueño; los estudios de sueño en el domicilio se usan con frecuencia en la actualidad para diagnosticar la apnea obstructiva del sueño, pero no para otros trastornos del sueño (1).
La prueba de latencia múltiple del sueño evalúa la velocidad de comienzo del sueño en 5 oportunidades de siesta diurna separadas por 2 h. El paciente se recuesta en una habitación oscura y se le pide que duerma. Se controla mediante polisomnografía el inicio del sueño y sus fases (incluido el sueño REM) para determinar el grado del somnolencia. El principal uso de esta prueba es en el diagnóstico de la narcolepsia.
Para la prueba de conservación de la vigilia, se solicita a los pacientes que permanezcan despiertos en una habitación silenciosa durante 4 oportunidades de vigilia separadas por 2 h mientras están sentados en una cama o un sillón. Probablemente esta prueba ofrece una medida más exacta de la capacidad para mantenerse despiertos en las situaciones cotidianas.
En los pacientes con somnolencia diurna excesiva, puede ser necesario realizar pruebas analíticas para valorar su función renal, hepática y tiroidea.
Referencia de la evaluación
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1. Rosen IM, Kirsch DB, Chervin RD, et al: Clinical Use of a Home Sleep Apnea Test: An American Academy of Sleep Medicine Position Statement. J Clin Sleep Med 13 (10):1205–1207, 2017. doi: 10.5664/jcsm.6774.
Tratamiento
Se tratan las enfermedades específicas. El tratamiento primario para el insomnio es la terapia cognitivo-conductual, que idealmente se debe hacer antes de prescribir los hipnóticos. Una buena higiene del sueño es un componente de la terapia cognitiva-conductual, que es importante sea cual fuere la causa, lo que a menudo constituye el único tratamiento que requieren los pacientes con problemas leves.
Terapia cognitivo-conductual
La terapia cognitivo-conductual para el insomnio se enfoca en manejar los pensamientos, las preocupaciones y los comportamientos comunes que interfieren con el sueño. Por lo general, se realiza en 4 a 8 sesiones individuales o grupales, pero se puede hacer de forma remota en línea o por teléfono; sin embargo, la evidencia de la eficacia de la terapia remota es más débil.
La terapia cognitivo-conductual para el insomnio consiste en los siguientes elementos:
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Se puede ayudar a los pacientes a mejorar la higiene del sueño, particularmente restringiendo el tiempo que pasa en la cama, estableciendo un horario de sueño regular y controlando los estímulos
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Se les puede enseñar a los pacientes sobre los efectos del insomnio y ayudarlos a identificar expectativas inapropiadas sobre cuánto sueño deberían dormir
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Se les puede enseñar a los pacientes técnicas de relajación
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Se pueden usar otras técnicas de terapia cognitiva según sea necesario
Restringir la cantidad de tiempo que pasa en la cama tiene como objetivo limitar el tiempo que los pacientes pasan acostados en la cama tratando de dormir sin éxito. Inicialmente, el tiempo en cama se limita al tiempo total de sueño nocturno promedio, que no debe ser < 5,5 h. Se les pide a los pacientes que se levanten de la cama por la mañana a una hora fija y luego calculen la hora de dormir basándose en el tiempo total de sueño. Después de una semana, este enfoque generalmente mejora la calidad del sueño. Luego, el tiempo que pasa en la cama se puede aumentar gradualmente haciendo que la hora de acostarse sea más temprana, siempre que los despertares en el medio de la noche sigan siendo mínimos.
Higiene del sueño
Hipnóticos
Las guías generales para el uso de los hipnóticos (véase tabla Guías para el uso de los hipnóticos [somníferos]) pretenden reducir al mínimo las posibilidades de abuso, su uso incorrecto y su adicción.
Guías para el uso de los hipnóticos (somníferos)
Para los hipnóticos más comúnmente usados, véase tabla Hipnóticos orales de uso habitual. Todos los hipnóticos (excepto el ramelteón, la doxepina en baja dosis y el suvorexant) actúan en el sitio de reconocimiento de las benzodiazepinas en el receptor del ácido gamma-aminobutírico (GABA) y aumentan sus efectos inhibidores.
Los hipnóticos difieren básicamente en su semivida de eliminación (vida media) y en el comienzo de su acción. Los que tienen una semivida corta se emplean para el insomnio del comienzo del sueño. Cuando su vida media es más larga, funcionan bien para el insomnio del inicio del sueño y del mantenimiento del sueño o, en el caso de la doxepina en baja dosis, solo para el insomnio del mantenimiento del sueño. Algunos hipnóticos (p. ej., las benzodiazepinas más antiguas) tienen mayor potencial para producir efectos remanentes durante el día, sobre todo después del uso prolongado y/o en los ancianos. Los nuevos fármacos con una muy corta duración de acción (p. ej., zolpidem sublingual en baja dosis) se pueden tomar en el medio de la noche, durante un despertar nocturno, siempre y cuando los pacientes permanezcan en cama durante al menos 4 h después de su uso.
Los pacientes que experimentan sedación diurna, incoordinación u otros efectos diurnos deben evitar las actividades que exigen mantener la vigilia (p. ej., conducir) y debe reducirse la dosis, discontinuar su administración o, si fuera preciso, utilizar un producto diferente. Otros efectos secundarios son la amnesia, las alucinaciones, la incoordinación y las caídas. La caída es un factor de riesgo significativo en relación con los hipnóticos.
Hipnóticos orales de uso habitual
El suvorexantes un nuevo tratamiento para el insomnio que actúa mediante el bloqueo de receptores cerebrales de orexina, y de este modo bloquean las señales de vigilia inducida por la orexina y permiten la iniciación del sueño. La dosis recomendada es de 10 mg, tomada no más de 1 vez/noche y dentro de los 30 min de ir a la cama, con un mínimo de 7 h antes del horario previsto para despertar. La dosis se puede aumentar, pero no debería exceder de 20 mg 1 vez al día. El efecto adverso más frecuente es la somnolencia.
Los hipnóticos deben emplearse con prudencia en los pacientes con insuficiencia pulmonar. En los ancianos, cualquier hipnótico, incluso en dosis pequeñas, puede producir inquietud, excitación o exacerbación del delirio y la demencia. Pocas veces, los hipnóticos pueden producir conductas complejas relacionadas con el sueño, como sonambulismo e incluso conducir dormidos; el uso de dosis más altas de las recomendadas y el consumo simultáneo de bebidas alcóholicas puede aumentar el riesgo de estas conductas. Pocas veces, aparecen reacciones alérgicas graves.
El uso prolongado de hipnóticos por lo general se desaconseja debido a que puede desarrollarse tolerancia y porque su interrupción brusca puede causar insomnio de rebote o incluso ansiedad, temblor y convulsiones. Estos efectos son más frecuentes con las benzodiazepinas (sobre todo triazolam) y menos frecuentes con no benzodiazepinas. Las dificultades pueden minimizarse utilizando la dosis eficaz más baja durante períodos breves y reduciendo la dosis antes de interrumpir el fármaco (véase también Abstinencia y desintoxicación).
Otros sedantes
Con el fin de inducir y mantener el sueño, se emplean muchos fármacos no indicados específicamente para el insomnio.
Muchos pacientes utilizan alcohol para ayudar a conciliar el sueño, pero es una mala elección porque su consumo prolongado y en dosis más altas produce un sueño agitado nada reparador con despertares nocturnos frecuentes, que a menudo incrementan la somnolencia diurna. El alcohol también puede deteriorar más la respiración en los pacientes dormidos con una apnea obstructiva del sueño y otros trastornos pulmonares como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Los antihistamínicos de venta libre (p. ej., doxilamina, difenhidramina) pueden inducir el sueño. Sin embargo, su eficacia es imprevisible y producen reacciones adversas como sedación diurna, confusión, retención urinaria y otros efectos anticolinérgicos sistémicos, que son particularmente problemáticos en los ancianos.
Los antidepresivos tomados en dosis bajas al acostarse (p. ej., 25 a 50 mg de doxepina, 5 a 20 mg de paroxetina, 50 mg de trazodona, 75 a 200 mg de trimipramina) pueden mejorar el sueño. Sin embargo, deben utilizarse los antidepresivos en estas dosis bajas principalmente cuando no se toleran los hipnóticos estándares (raros) o en dosis más altas (antidepresivas) cuando se presenta depresión. La doxepina en dosis ultrabaja (3 o 6 mg) está indicada para el insomnio del mantenimiento del sueño.
La melatonina es una hormona producida por la glándula pineal (que aparece naturalmente en algunos alimentos). La oscuridad estimula la secreción y la luz la inhibe. Al unirse a sus receptores en el núcleo supraquiasmático, interviene en los ritmos circadianos, sobre todo durante el inicio del sueño fisiológico. La melatonina oral (habitualmente a razón de 0,5 a 5 mg al acostarse) puede ser eficaz para los problemas de sueño debidos al síndrome de la fase retrasada del sueño. Cuando se utilizan para tratar este trastorno, se debe tomar en el momento adecuado (un par de horas antes del aumento vespertino en la secreción de melatonina endógena —en la tarde para la mayoría de la gente, por lo general de 3 a 5 h antes de la hora de dormir deseada) y con una dosis baja de 0,5 a 1 mg; si se toma en el momento equivocado, puede agravar los problemas de sueño. Para otras formas de insomnio, la eficacia de la melatonina no está comprobada y su seguridad está en dudas. Sin embargo, no se han comunicado efectos adversos preocupantes después de su uso generalizado. Los preparados disponibles no están regulados, por lo que es imposible garantizar su contenido y su pureza, y se desconocen los efectos de su uso prolongado.
Conceptos clave
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Una mala higiene del sueño y las situaciones perturbadoras (p. ej., el trabajo por turnos, los estresantes emocionales) producen muchos casos de insomnio.
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Deben considerarse trastornos clínicos (p. ej., síndromes de apnea del sueño, afecciones dolorosas) y trastornos psiquiátricos (p. ej., del estado de ánimo) como causas posibles.
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Por lo general se deben considerar los estudios del sueño (p. ej., polisomnografía) cuando se sospechan síndromes de apnea del sueño, un trastorno por movimiento periódico de las piernas u otros trastornos del sueño; cuando está en duda el diagnóstico clínico o cuando la respuesta al tratamiento presuntivo inicial es insuficiente.
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La buena higiene del sueño, a veces como parte de la terapia cognitivo-conductual, es el tratamiento de primera línea.
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Utilizar hipnóticos y sedantes con precaución, en especial en los adultos mayores.
Fármacos mencionados en este artículo
Nombre del fármaco | Seleccionar nombre comercial |
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Propranolol |
INDERAL |
suvorexant |
Suvorexant |
Flurazepam |
No US brand name |
Triazolam |
HALCION |
Temazepam |
RESTORIL |
zolpidem |
AMBIEN |
Quazepam |
DORAL |