Desprendimiento de placenta

(Abrupción placentaria)

PorAntonette T. Dulay, MD, Main Line Health System
Revisado/Modificado oct. 2022 | Modificado nov. 2023
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Datos clave

La abrupción placentaria es el desprendimiento prematuro de una placenta de la pared del útero, habitualmente después de las 20 semanas de gestación.

  • La mujer puede presentar dolor abdominal, dolor a la palpación y sangrado vaginal y puede entrar en choque (shock).

  • Cuando la placenta se desprende demasiado pronto, es posible que el feto no alcance el crecimiento esperado o incluso que nazca muerto.

  • El médico diagnostica el desprendimiento de placenta basándose en los síntomas y, algunas veces, solicita una ecografía para confirmar el diagnóstico.

  • Si el feto o la mujer están en peligro o si el embarazo está a término, el bebé nace lo antes posible.

Las complicaciones del embarazo, como la abrupción placentaria, son problemas que aparecen solo durante el embarazo. Pueden afectar a la mujer, al feto o a ambos y presentarse en diferentes momentos del embarazo. La mayor parte de las complicaciones del embarazo se pueden tratar con buenos resultados. El desprendimiento de placenta aumenta el riesgo de otras complicaciones relacionadas con el embarazo y el riesgo de muerte de la mujer, el feto y el recién nacido.

La placenta puede desprenderse incompleta (algunas veces entre un 10 y un 20%) o completamente. La causa del desprendimiento de la placenta suele ser desconocida.

El desprendimiento de la placenta se produce en el 0,4 al 1,5% de todos los partos.

Problemas con la placenta

Normalmente, la placenta se encuentra en la parte superior del útero y se mantiene adherida firmemente a la pared uterina hasta después del parto. La placenta transporta oxígeno y nutrientes de la madre al feto.

En el desprendimiento de la placenta (abruptio placentae), esta se desprende de la pared uterina de forma prematura y provoca una hemorragia uterina que reduce el suministro de sangre y de nutrientes al feto. La mujer que presenta este trastorno debe ser hospitalizada, y el bebé puede nacer prematuramente.

En la placenta previa, la placenta se localiza sobre el cuello uterino, en la parte inferior del útero. La placenta previa puede causar una hemorragia indolora que comienza bruscamente después de las 20 semanas de embarazo. La hemorragia que puede llegar a ser bastante intensa. El parto es por lo general por cesárea.

Factores de riesgo

Entre los factores de riesgo (circunstancias que aumentan el riesgo de sufrir un trastorno) para el desprendimiento prematuro de la placenta se cuentan los siguientes:

Síntomas del desprendimiento de la placenta

Los síntomas de abrupción placentaria (desprendimiento placentario) dependen del grado de desprendimiento y de la cantidad de sangre perdida (que puede ser muy importante).

Los síntomas pueden incluir dolor abdominal repentino, constante o en forma de calambres o cólicos, sensibilidad al palpar el abdomen y una caída peligrosa de la presión arterial (choque o shock). Algunas mujeres presentan síntomas leves o no presentan síntomas.

La hemorragia se produce en el lugar en que estaba adherida la placenta. La sangre puede pasar por el cuello uterino y salir por la vagina (hemorragia externa), o bien quedarse retenida detrás de la placenta (hemorragia oculta). Por lo tanto, el dolor abdominal puede parecer peor de lo esperado para la cantidad de sangre perdida. Si se produce sangrado, la sangre puede ser de color rojo brillante o rojo oscuro, y el sangrado puede ser continuo o irregular.

El desprendimiento prematuro de la placenta provoca en ocasiones una pérdida abundante de sangre con una coagulación diseminada en el interior de los vasos sanguíneos (coagulación intravascular diseminada), insuficiencia renal, y hemorragia en las paredes del útero, sobre todo en las mujeres embarazadas que también sufren preeclampsia.

Cuando la placenta se desprende, el suministro de oxígeno y de nutrientes al feto se reduce. Si el desprendimiento se produce de repente, y disminuye en gran medida el aporte de oxígeno, el feto puede morir. Si se produce gradualmente y con menos extensión, el feto puede crecer menos de lo esperado (restricción del crecimiento intrauterino) o puede haber muy poco líquido amniótico (oligohidramnios). El desprendimiento gradual puede ocasionar menos dolor abdominal y tener menor riesgo de choque (shock) en la madre que el desprendimiento repentino, pero se incrementa el riesgo de rotura prematura subsiguiente de las membranas.

Diagnóstico de desprendimiento de placenta

  • Monitorización de la frecuencia cardíaca del feto

  • A veces, análisis de sangre

  • A veces ecografía

Los médicos sospechan y diagnostican el desprendimiento prematuro de la placenta a partir de los síntomas presentados, como sangrado vaginal, dolor abdominal y dolor a la palpación.

La ecografía puede ayudar a los médicos a confirmar el diagnóstico de desprendimiento prematuro y a distinguirlo de la placenta previa, que puede causar síntomas similares. La ecografía se puede realizar colocando un dispositivo manual en el abdomen (ecografía abdominal) o dentro de la vagina (ecografía transvaginal). Sin embargo, los hallazgos de la ecografía pueden ser normales cuando la placenta se desprende prematuramente.

Los médicos pueden medir la presión arterial y solicitar análisis de sangre y orina para detectar la preeclampsia, ya que puede aumentar el riesgo de problemas.

Para comprobar si ha aparecido alguno de los problemas que el desprendimiento prematuro puede causar, los médicos pueden realizar análisis de sangre y controlar la frecuencia cardíaca del feto.

Tratamiento del desprendimiento de placenta

  • A veces, hospitalización y seguimiento

  • A veces, un parto rápido

Una mujer con desprendimiento prematuro de la placenta puede ser hospitalizada según la gravedad de los síntomas y la duración del embarazo. Los médicos también desaconsejan el coito.

La hospitalización y la monitorización son apropiadas si se dan todas las características siguientes:

  • El sangrado no amenaza la vida de la madre o del feto pero continúa.

  • La frecuencia cardíaca del feto es normal.

  • El embarazo es prematuro (menos de 37 semanas).

lo que permite a los médicos vigilar de cerca a la mujer y al feto y, si es necesario, tratarlos rápidamente. Por lo general, cuando el riesgo de parto prematuro es elevado, también se recomiendan los corticoesteroides (para ayudar a que los pulmones del feto maduren). Si los síntomas se atenúan y el feto no corre peligro, la madre puede ser dada de alta.

Por lo general, se provoca el parto tan pronto como sea posible si se presenta cualquiera de las situaciones siguientes:

  • El sangrado continúa o empeora.

  • La frecuencia cardíaca del feto es anormal (lo que sugiere que el feto no está recibiendo suficiente oxígeno).

  • El embarazo es a término (37 semanas o más).

Si el parto vaginal no es posible, se realiza una cesárea.

Si la mujer entra en choque (shock) o si aparece una coagulación intravascular diseminada, se le practica una transfusión de sangre y se controla en una unidad de cuidados intensivos.

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