Bursitis

PorDeepan S. Dalal, MD, MPH, Brown University
Revisado/Modificado mar. 2022
Vista para pacientes

La bursitis es una inflamación aguda o crónica de una bolsa sinovial. La causa suele ser desconocida, aunque pueden contribuir los traumatismos, repetitivos o agudos, las infecciones y las enfermedades inducidas por cristales. Los síntomas incluyen dolor (en particular con el movimiento o la compresión), hinchazón y dolor a la compresión. El diagnóstico suele ser clínico; sin embargo, puede ser necesaria una ecografía para evaluar el componente profundo de la sinovia. El diagnóstico de infección y de enfermedad inducida por cristales requiere el análisis del líquido de la bolsa serosa. El tratamiento incluye férulas, medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, a veces inyección de corticoides, y tratamiento de la causa subyacente.

Las bolsas sinoviales son cavidades saculares o potenciales llenas de líquido ubicadas en zonas de fricción (p. ej., en el lugar donde los tendones o los músculos pasan sobre prominencias óseas). Minimizan la fricción entre las partes en movimiento y facilitan el movimiento. Algunas se comunican con las articulaciones.

La bursitis puede aparecer en el hombro (bursitis subacromial o subdeltoidea), en particular en pacientes con una tendinitis del manguito rotador, que suele ser la lesión primaria en el hombro. Otras bolsas que pueden afectarse son la del olécranon (codo de minero, codo de tenista), prerrotuliana (rodilla de sirvienta), suprarrotuliana, retrocalcánea, iliopectínea (iliopsoas), isquiática (sentaderas de hilandera), trocantérica mayor, de la pata de ganso y de la cabeza del primer metatarsiano (juanete). En ocasiones, una bursa se rompe o desarrolla una comunicación crónica con una articulación adyacente.

Etiología de la bursitis

La bursitis puede ser causada por:

Las causas idiopáticas y traumáticas son las más frecuentes. Una bursitis aguda puede deberse a un ejercicio o esfuerzo inusual y suele producir derrame en la bolsa. El olécranon y bolsa prerrotuliana son las bolsas comprometidas con mayor frecuencia en presencia de infección.

La bursitis crónica puede aparecer luego de ataques previos de bursitis y traumatismos repetidos. La pared de la bolsa está engrosasa, con proliferación del revestimiento sinovial; pueden aparecer adherencias en la bolsa, formación de vellosidades, marcas y depósitos lechosos.

Síntomas y signos de la bursitis

La bursitis aguda causa dolor, sobre todo cuando la bursa se comprime o se estira durante el movimiento, y a menudo limita la amplitud de movimiento. El rango de movimiento pasivo puede ser normal (p. ej., algunos pacientes con bursitis del olécranon logran una flexo-extensión normal del codo). Es frecuente la hinchazón, a veces con otros signos de inflamación (p. ej., eritema), si se trata de una bolsa superficial (p. ej., prerrotuliana, del olécranon). La hinchazón puede ser más prominente que el dolor en la bursitis del olécranon. La bursitis inducida por cristales o por bacterias suele acompañarse de eritema, edema depresible, dolor y calor en el área en los alrededores de la bolsa.

La bursitis crónica puede durar varios meses y tener recurrencias frecuentes. Los brotes pueden durar unos días o varias semanas. Si persiste la inflamación cerca de una articulación, puede haber limitación de la ampitud de movimiento. Una limitación prolongada del movimiento puede producir atrofia muscular.

Diagnóstico de bursitis

  • Evaluación clínica

  • Ecografía o RM en bursitis profunda

  • Aspiración para una probable infección, hemorragia (debido a traumatismo o anticoagulantes) o bursitis inducida por cristales

Debe sospecharse una bursitis superficial en pacientes con hinchazón o signos de inflamación sobre la bolsa. En pacientes con dolor inexplicable que empeora con el movimiento en una ubicación compatible con bursitis, se sospecha una bursitis profunda. La bursitis suele diagnosticarse por la clínica. La ecografía y la RM pueden ayudar a confirmar el diagnóstico si las bolsas profundas son de difícil acceso para su inspección, palpación o aspiración. Estos estudios se realizan para confirmar un diagnóstico sospechado o para excluir otras posibilidades. Estas técnicas por la imagen aumentan la precisión para identificar las estructuras afectadas.

Si la hinchazón de la bolsa sinovial es especialmente dolorosa, roja o caliente o si está afectada la bolsa del olécranon o prerrotuliana, debe hacerse aspiración para excluir infección y enfermedad inducida por cristales. Luego de inyectar un anestésico local, se retira líquido de la bolsa utilizando técnicas estériles; el análisis debe incluir recuento celular, tinción de Gram y cultivo y búsqueda microscópica de cristales. La tinción de Gram, aunque es útil si es positiva, puede no ser específica, y los recuentos de leucocitos en las bolsas infectadas suelen ser más bajos que en las articulaciones sépticas. Los cristales de urato se ven fácilmente con microscopia de luz polarizada, pero los cristales de apatita típicos de tendinitis calcificada se ven sólo como fragmentos brillantes sin birrefringencia. Pueden identificarse cristales compuestos por placas de colesterol en la bursitis reumatoide crónica.

La bursitis aguda debe diferenciarse de la hemorragia dentro de una bolsa, que debe considerarse en particular en un paciente que toma warfarina y desarrolla bursitis aguda. La bursitis hemorrágica puede causar manifestaciones similares dado que la sangre es inflamatoria. En la bursitis traumática, el líquido suele ser serosanguinolento. La celulitis puede causar signos de inflamación, pero no suele producir derrame en la bolsa; la celulitis sobre la bolsa es una contraindicación relativa a la punción a través de esta, pero si se sospecha bursitis séptica, en ocasiones debe indicarse aspiración.

Tratamiento de la bursitis

  • Descanso seguido de fisioterapia

  • Altas dosis de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE)

  • Tratamiento de enfermedad inducida por cristales o infección

  • A veces, inyección de corticoides

Para la enfermedad inducida por cristales, véase tratamiento de la gota y la seudogota.

En caso de infección, debe realizarse tratamiento empírico con antibióticos efectivos contra S. aureus. (véase Tratamiento de la infección estafilocócica). La elección subsiguiente del antibiótico se determina por los resultados de la tinción de Gram y el cultivo. La bursitis infecciosa requiere drenaje o, en ocasiones, resección además de antibióticos.

La bursitis no séptica aguda se trata con reposo temporal o inmovilización y altas dosis de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos y a veces otros analgésicos. La fisioterapia y el movimiento voluntario deben aumentarse a medida que el dolor cede. Esto puede acelerar la restauración de la amplitud de movimiento. Los ejercicios de péndulo son útiles para la articulación del hombro.

En un estudio, las inyecciones de corticosteroides aliviaron el dolor a corto plazo (< 6 semanas) más que el placebo (en pacientes con capsulitis adhesiva concurrente), pero no mostraron beneficios en el largo plazo (1). Se debe considerar la inyección de corticosteroides si el derrame de la bursa es recurrente, se ha excluido la infección y los fármacos orales y el reposo son inadecuados. El tratamiento de elección es la aspiración e la inyección de 0,5 a 1 mL de corticoides de depósito dentro de la bolsa (p. ej., 40 mg/mL de acetónida de triamcinolona). Puede inyectarse cerca de 1 mL de un anestésico local (p. ej., lidocaína al 2%) antes de la inyección de corticoides. Se utiliza la misma aguja, que se mantiene en su lugar, y se cambia la jeringa. La dosis y el volumen del corticoide pueden variar de acuerdo con el tamaño de la bolsa. Rara vez se produce una reactivación en las horas siguientes a la inyección de un corticoide de liberación lenta; es probable que esta reacción sea una sinovitis por los cristales inyectados o por la distorsión generada por la aguja asociada con el depósito de calcio. Suele durar 24 h y se alivia con compresas frías más analgésicos. Pueden utilizarse corticoides orales (p. ej., prednisona) para tratar el problema primario, si no es posible la inyección local.

La bursitis crónica se trata de la misma manera que la bursitis aguda, pero el entablillado y el reposo tienen menos probabilidades de ser útiles, y los ejercicios de amplitud de movimiento son especialmente importantes. Rara vez es necesario hacer resección de la bolsa.

Referencia del tratamiento

  1. 1. Challoumas D, Biddle M, McLean M, et al: Comparison of treatments for frozen shoulder: A systematic review and meta-analysis. JAMA Netw Open. 3(12):e2029581, 2020. doi: 10.1001/jamanetworkopen.2020.29581. PMID: 33326025; PMCID: PMC7745103.

Conceptos clave

  • Las causas habituales de bursitis son las lesiones y el uso excesivo, pero también puede deberse a una infección o enfermedad inducida por cristales.

  • Se debe obtener líquido de la bolsa para diagnosticar bursitis bacteriana o inducida por cristales cuando el olécranon o la bolsa prerrotuliana están afectados o si hay calor, enrojecimiento, sensibilidad y edema depresible.

  • Si no hay infección, la mayoría de los casos se tratan con reposo, altas dosis de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, y a veces inyección intrabursal de corticoides.

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