Para desarrollarse, el niño debe sentir el cuidado consecuente y persistente de una persona cariñosa y atenta, tanto si esa persona es uno de sus progenitores como si es un tutor. La seguridad y el apoyo de esta persona puede otorgar al niño confianza en sí mismo y ánimo para sobrellevar el estrés.
Para madurar emocional y socialmente, los niños deben interaccionar con personas fuera del hogar. Estas interacciones suelen darse con parientes cercanos, amigos, vecinos y personal de las guarderías, escuelas, lugares de culto y equipos deportivos u otras actividades. Afrontando mínimas situaciones de estrés y pequeños conflictos inherentes a estas interacciones, los niños adquieren gradualmente destrezas para manejar en adelante situaciones de estrés más significativas. Los niños también aprenden observando cómo viven los adultos y cómo manejan sus problemas.
Al igual que los adultos, los niños se ven afectados por eventos que ocurren fuera de sus propias comunidades. Por ejemplo, los tiroteos en escuelas y otros lugares o eventos públicos están ampliamente cubiertos por todos los tipos de medios de comunicación y la mayoría de los niños aprenden de alguna manera sobre ellos cuando ocurren. Los tiroteos en escuelas, en particular, reciben mucha cobertura por parte de las plataformas de medios tradicionales, como la televisión, la radio y los periódicos, así como por parte de las plataformas digitales, como las noticias en línea y los foros de debate y las redes sociales, como Facebook, Twitter e Instagram. Cuanto mayor sea el niño, más acceso tendrá a la información sobre estos eventos. Además, la información sobre las diferencias políticas con respecto a los asuntos polémicos, como la inmigración y el control de armas, a menudo se despliega en los diversos medios de comunicación utilizando un lenguaje extremadamente agresivo y polarizador. Incluso temas como el seguro de salud a menudo se discuten con emociones extremas o de manera hostil. Este tipo de información difundida de esta manera puede provocar ansiedad en cualquier persona, pero puede ser particularmente estresante y perjudicial para los niños. Los padres pueden ser incapaces de reducir el estrés de sus hijos o limitar cualquier daño, ya que ni siquiera saben lo que su hijo ha escuchado fuera de casa.
A medida que los niños se convierten en adolescentes y adultos jóvenes, desarrollan su propio sentido de independencia de pensamientos y acciones. Los progenitores, junto con las escuelas y las instituciones religiosas, siempre han asumido la tarea de dirigir la educación de los niños y ayudarles a desarrollar sus creencias. Los pensamientos y las creencias de los niños también están determinados por las influencias externas. Una de las principales influencias externas son las redes sociales. A medida que la influencia de las redes sociales ha aumentado de forma espectacular durante los últimos años, los niños tienen acceso a la información, tanto verdadera como falsa, a través de teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras portátiles, relojes inteligentes y otros dispositivos móviles como nunca antes había sucedido. Los progenitores y los cuidadores a menudo desconocen las fuentes de información a las que están expuestos sus hijos y con frecuencia no tienen la oportunidad de controlar estas influencias significativas. Para la mayoría de los niños pequeños es fácil acceder a información inexacta, inapropiada o incompatible con los valores de los progenitores. Es imprescindible que todos los progenitores y cuidadores estén al tanto de todas las fuentes de las que reciben información sus hijos. La concienciación se logra mejor manteniendo conversaciones abiertas con los niños, supervisando la actividad en línea por parte de los progenitores y, según sea necesario, limitando el acceso a contenido inapropiado.
Algunos acontecimientos que alteran la estructura de la familia o su rutina, como la enfermedad Problemas de salud crónicos en niños Las enfermedades graves, aun siendo temporales, provocan una gran ansiedad a los niños y a sus familias. Los problemas de salud crónicos son aquellos que duran más de 12 meses y son lo suficientemente... obtenga más información o el divorcio Divorcio y niños La separación y el divorcio, así como los acontecimientos que los preceden, interrumpen la estabilidad y la previsibilidad que necesitan los niños. Tras la muerte de un miembro directo de la... obtenga más información , suponen un reto para las habilidades del niño a la hora de afrontarlos. Estos hechos también afectan el desarrollo emocional y social del niño. Por ejemplo, una enfermedad crónica puede impedir la participación del niño en actividades y afectar su rendimiento escolar.
Los sucesos que afectan al niño también pueden tener consecuencias negativas en las personas cercanas a este. Todos los que cuidan a un niño enfermo, o a un niño con graves problemas de conducta, están sometidos a tensión emocional. Las consecuencias de semejante tensión varían de acuerdo con la naturaleza y la gravedad de la enfermedad o del problema de conducta, así como con los recursos emocionales y de apoyo con los que cuenta la familia.
Hablar con los niños sobre temas difíciles
Muchos sucesos de la vida, como la enfermedad o la muerte de alguien muy cercano (véase Muerte de un Miembro de la Familia o de un Ser Querido Muerte de un miembro de la familia o de un ser querido Muchas familias tienen que hacer frente a las dificultades que rodean a un niño enfermo y moribundo. Los adultos a menudo tienen dificultades para hacer frente a la muerte, y para los niños... obtenga más información ) el divorcio Divorcio y niños La separación y el divorcio, así como los acontecimientos que los preceden, interrumpen la estabilidad y la previsibilidad que necesitan los niños. Tras la muerte de un miembro directo de la... obtenga más información o la intimidación en la escuela Bullying (acoso escolar) La intimidación o acoso escolar (para el que a veces se utiliza el término inglés bullying) es una forma de violencia juvenil que consiste en llevar a cabo ataques verbales, emocionales, físicos... obtenga más información , son temibles o desagradables para los niños. Incluso fenómenos que no afectan directamente al niño, como desastres naturales, guerra o terrorismo, pueden causar ansiedad. Los miedos ante todas estas situaciones, racionales o irracionales, pueden preocupar al niño. Los padres pueden evitar hablar con su hijo sobre sucesos que provocan ansiedad, como un tiroteo en una escuela de otra comunidad, con la esperanza de que su hijo no esté al tanto del suceso. Podría ser mejor que los padres asumieran que su hijo es consciente del suceso y que exploraran con cautela la comprensión que tiene el niño sobre lo sucedido. Es mejor que el niño aprenda sobre el suceso que provoca ansiedad (o al menos que hable sobre ello) con su padre o con su madre.
Los niños suelen tener dificultades para hablar sobre estos tópicos desagradables. Sin embargo, hablar abiertamente sobre ellos les puede ser útil a la hora de enfrentarse a temas difíciles o incómodos y disipar los temores irracionales. El niño necesita saber que la ansiedad es un sentimiento normal y que la sensación de ansiedad va a disminuir con el tiempo. Los padres que discuten rutinariamente temas difíciles con sus hijos desde una edad temprana a menudo se encuentran que sus hijos son más abiertos a hablar de los problemas complejos a los que se enfrentan cuando son adolescentes.
Los padres deben charlar sobre temas difíciles durante un momento tranquilo, en un lugar seguro y cómodo y cuando el niño demuestre interés. Deben permanecer relajados, presentarle los hechos y poner toda la atención en el niño. Aceptar lo que el niño dice con expresiones como «Comprendo», o con una pequeña señal de aprobación, estimula la confianza del niño. Recordar y reflexionar sobre lo que ha dicho el niño también es alentador. Por ejemplo, si el niño expresa su ira sobre un divorcio, el progenitor puede decir: «Así que te sientes enfadado por el divorcio» o «Háblame más sobre eso». Preguntar cómo se siente el niño también puede animarlo a conversar sobre emociones o temores. Por ejemplo, el miedo al abandono por el progenitor que no tiene la custodia durante un divorcio o la culpa de haber causado el divorcio.
Al hablar de sus propios sentimientos, los padres animan a los niños a reconocer sus temores y sus preocupaciones. Por ejemplo, sobre un divorcio, un padre también puede decir: «Yo también me siento triste por el divorcio, pero también sé que es lo mejor que podemos hacer mamá y papá. Y, aunque ya no sigamos conviviendo, siempre te querremos y cuidaremos de ti. Haciendo esto, los padres pueden hablar de sus propios sentimientos, inspirar confianza y explicar que el divorcio es la elección correcta para ellos. Muchos niños, en particular los más pequeños, necesitan oír el mismo mensaje repetidamente. Los padres no deben subestimar el valor de la tranquilidad que ofrecen estos mensajes.
También es posible que los padres tengan que hablar sobre un aspecto difícil del propio comportamiento del niño. Por ejemplo, si sospechan que el niño o el adolescente consume drogas o alcohol, deben hablar del asunto directamente con su hijo. Un padre podría decir: «Me preocupa que estés consumiendo drogas. Pienso esto porque...». . . . "Es importante para los padres hablar de una manera clara y tranquila, expresando tanto las preocupaciones acerca de la conducta del niño, como su apoyo y amor. Después de haber puesto de manifiesto las preocupaciones de los padres se debe ofrecer al niño la oportunidad de hablar. El niño y los padres deben desarrollar un plan de acción que puede incluir una cita con un pediatra o un consejero.
Los acontecimientos recientes han puesto de manifiesto la importancia de las conversaciones familiares. La pandemia del COVID-19 COVID-19 COVID-19 es una enfermedad respiratoria aguda que puede ser grave y está causada por el coronavirus llamado SARS-CoV-2. Los síntomas de COVID-19 varían significativamente. Se pueden utilizar... obtenga más información ha introducido política, valores, creencias políticas y manifestaciones civiles en lo que, en otras circunstancias, hubiera sido únicamente un debate sobre "atención médica". La pandemia ha tenido un impacto en todas las personas, incluidos los niños, y los progenitores deben estar preparados para debatir con sus hijos sobre los múltiples temas relacionados con la COVID. Del mismo modo, las cuestiones políticas, como las tensiones raciales, los derechos electorales y los derechos reproductivos, han vuelto a ocupar un lugar prominente en las noticias nacionales y locales. Mientras que los adultos se esfuerzan por alcanzar un consenso sobre estas áreas de conflicto, para los niños resulta difícil comprender estos problemas y responder a los mismos. Teniendo en cuenta las redes sociales e Internet, los progenitores deben reconocer que sus hijos serán conscientes de estos problemas sociales y deben ayudarles y guiarles para gestionarlos.