El dolor abdominal crónico es un dolor que ocurre desde hace más de 3 meses. Puede estar presente todo el tiempo (dolor crónico) o aparecer y desaparecer (dolor recurrente). El dolor abdominal crónico por lo general se presenta en niños y comienza a partir de los 5 años de edad. Aproximadamente entre el 10 y el 15% de los niños de 5 a 16 años de edad, sobre todo los de 8 a los 12 años, sufre dolor abdominal crónico o recurrente. Es algo más frecuente en las niñas. El dolor abdominal crónico también es frecuente entre los adultos y afecta a las mujeres con más frecuencia que a los hombres.
Las personas con dolor abdominal crónico también pueden tener otros síntomas, dependiendo de la causa.
Causas
Generalmente, cuando el dolor abdominal está presente desde hace 3 meses o más, la persona afectada ya ha sido vista por un médico, de modo que los trastornos habituales que causan dolor abdominal (ver Dolor abdominal agudo) ya han sido identificados. Si ya se ha producido la valoración médica y la causa todavía no se ha identificado, solo el 10% de los casos corresponden a un trastorno orgánico específico (ver Causas orgánicas y características del dolor abdominal crónico). El 90% restante corresponde a lo que se denomina dolor abdominal funcional.
El dolor abdominal funcional es un dolor real que persiste durante más de 6 meses y se produce sin evidencia de un trastorno orgánico específico u otro problema gastrointestinal (por ejemplo, una úlcera gastroduodenal). Tampoco está relacionado con un fármaco o una toxina. Cuando el dolor abdominal funcional se produce en personas con hábitos intestinales alterados, se denomina síndrome del intestino irritable (SII). El dolor funcional puede ser intenso y suele alterar la vida de la persona afectada. No se conoce exactamente el origen de este tipo de dolor. Los nervios del aparato digestivo pueden llegar a ser demasiado sensibles a sensaciones que no molestan a la mayoría de las personas (como los movimientos normales del aparato digestivo). Los factores genéticos, el estrés de la vida diaria, la propia personalidad, la situación social y cualquier trastorno mental subyacente (como la depresión o la ansiedad) contribuyen a la aparición de dolor funcional. El dolor abdominal crónico en los niños puede estar relacionado con la necesidad de atención (por ejemplo, cuando nace un hermano o se cambia de domicilio), el estrés de comenzar la escuela, la intolerancia a la lactosa o, a veces, la presencia de maltrato infantil.
Causas orgánicas habituales
Muchos trastornos orgánicos causan dolor abdominal crónico (ver Causas orgánicas y características del dolor abdominal crónico). Las causas más frecuentes varían según la edad.
En los niños, las causas más frecuentes son
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Intolerancia a la lactosa (un azúcar que se encuentra presente en los productos lácteos)
En los adultos jóvenes, las causas más frecuentes son
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Indigestión (dispepsia) causada por una úlcera gastroduodenal o por fármacos como la aspirina o los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE)
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Irritación estomacal (causada por la aspirina [ácido acetilsalicílico] o AINE, bebidas de cola [acidez] y alimentos picantes).
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Trastornos hepáticos (como la hepatitis)
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Trastornos de la vesícula biliar (como la colecistitis)
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Infecciones parasitarias (como la giardiasis)
En los adultos mayores, el cáncer (de estómago, de páncreas, de colon o de cáncer de ovario) aparece con mayor frecuencia.
Valoración
En primer lugar, el objetivo del médico es determinar si el dolor es funcional o bien si está causado por un trastorno, un fármaco o una toxina. Hacer esta distinción puede ser difícil. Sin embargo, si existen signos de alarma es poco probable (aunque no imposible) que se trate de un dolor funcional.
Signos de alarma
Los síntomas siguientes son motivo de preocupación:
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Fiebre
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Inapetencia y pérdida de peso
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Dolor que despierta a la persona durante la noche
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Presencia de sangre en los vómitos, las heces o la orina
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Vómitos o diarrea intensos o frecuentes
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Ictericia (erupción y coloración amarillenta de la piel y de la esclerótica de los ojos)
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Hinchazón en el abdomen y/o las piernas
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Dificultad para deglutir
Cuándo acudir al médico
Si la persona con dolor abdominal crónico desarrolla signos de alarma, debe acudir al médico de inmediato, a menos que los únicos signos de alarma sean inapetencia, ictericia y/o hinchazón. Las personas con inapetencia, ictericia y/o hinchazón o con dolor constante que empeora, deben acudir al médico en pocos días. Cuando están presentes estos signos de alarma, es muy probable que se trate de una causa orgánica. Las personas sin signos de alarma deben ver a un médico en algún momento, pero un retraso de unos días más o menos no es perjudicial.
Actuación del médico
En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del paciente y su historial médico. A continuación, realiza una exploración física. Los antecedentes clínicos y la exploración física a menudo sugieren la causa del dolor y las pruebas que pueden ser necesarias (ver Causas orgánicas y características del dolor abdominal crónico).
El médico pregunta en especial sobre las actividades que alivian o empeoran el dolor (por ejemplo comer, orinar o defecar). Es importante saber si el dolor u otro malestar digestivo se produce después de comer o beber productos lácteos, ya que la intolerancia a la lactosa es frecuente, especialmente entre las personas de ascendencia africana, hispana, asiática (en especial de los países del este de Asia) y los indios americanos. El médico también pregunta acerca de la presencia de otros síntomas (como vómitos, diarrea o estreñimiento), sobre la dieta y sobre cualquier cirugía abdominal previa, los medicamentos utilizados, las pruebas anteriores y los tratamientos para el dolor recibidos. También es importante saber si algún miembro de la familia sufre trastornos que causan dolor abdominal.
Los médicos también preguntan acerca de la dieta de la persona afectada, ya que la ingesta de grandes cantidades de bebidas de cola, zumos de frutas (que pueden contener cantidades significativas de los azúcares fructosa y sorbitol) o alimentos que producen gases (como frijoles, cebolla, repollo y coliflor) puede ser en ocasiones la causa de un dolor abdominal desconcertante.
La exploración física se centra especialmente en el abdomen para identificar las áreas sensibles a la palpación, masas u órganos agrandados. Suele hacerse una exploración rectal enbusca de sangre en las heces. También se realiza una exploración pélvica a las mujeres. También observa si la piel presenta una tonalidad amarilla (ictericia) y si hay alguna erupción o tumefacción en las piernas.
Entre la visita inicial y las visitas de seguimiento, se solicita a la persona que registre la información sobre el dolor, las deposiciones, la dieta, las actividades que parecen provocar dolor, así como cualquier remedio que haya probado y sus efectos.
Causas orgánicas y características del dolor abdominal crónico
Causa* |
Características comunes† |
Pruebas‡ |
Trastornos del tubo digestivo |
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En los niños, se observa que no están creciendo como se espera (fallo de medro) Distensión abdominal y a menudo diarrea o heces de color claro, voluminosas e inusualmente malolientes que pueden parecer aceitosas Síntomas que empeoran cuando la persona ingiere alimentos que contienen productos derivados del trigo (que contienen gluten) |
Análisis de sangre para medir los niveles de anticuerpos que se producen cuando las personas con enfermedad celíaca ingieren alimentos que contienen gluten A menudo, biopsia del intestino delgado superior |
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Colecistitis (inflamación de la vesícula biliar), si es crónica |
Dolor de tipo cólico en el cuadrante superior derecho del abdomen |
Ecografía para detectar cálculos biliares |
Por lo general no produce ninguna molestia, pero si el colon está parcialmente bloqueado, puede aparecer malestar en forma de cólico A veces sangre en las heces (puede ser visible o bien detectada durante la exploración clínica) Pérdida de peso |
Pruebas de diagnóstico por la imagen como la tomografía computarizada (TC) del colon después de ingerir un agente de contraste (colonografía por TC) |
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Deposiciones intestinales duras y menos frecuentes que son difíciles de evacuar Dolor de tipo cólico en la zona inferior del abdomen que disminuye después de la defecación A veces dolor durante la defecación |
Exploración clínica, incluyendo una anamnesis sobre hábitos alimentarios realizada minuciosamente |
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Episodios recurrentes de dolor agudo con fiebre, inapetencia, pérdida de peso y diarrea |
Tomografía computarizada (TC) y/o colonoscopia Radiografía del intestino delgado |
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Enfermedad por reflujo gastroesofágico (a veces asociada a hernia de hiato) |
Ardor de estómago (sensación de quemazón que comienza en la parte superior del abdomen y asciende hasta la garganta, a veces con un sabor ácido en la boca) A veces, dolor torácico A veces tos, ronquera o ambas Algunas veces los síntomas empeoran al tumbarse Alivio con antiácidos |
A menudo, solo una exploración clínica además de probar el tratamiento con fármacos para inhibir la producción de ácido (si se alivian los síntomas, la causa es probablemente la enfermedad por reflujo gastroesofágico) A veces, endoscopia digestiva alta (exploración del esófago y el estómago con un tubo flexible de visualización), radiografías de la parte superior del tubo digestivo después de la administración de bario por vía oral (ingestión de bario) o pruebas para detectar la presencia de reflujo ácido con una sonda de pH |
Hepatitis, si es crónica |
Malestar en el cuadrante superior derecho del abdomen Sensación general de enfermedad (malestar) Inapetencia Ictericia (poco común) A veces, en las personas que se sabe que han sufrido hepatitis aguda |
Análisis de sangre para evaluar el hígado y detectar posibles causas víricas, autoinmunitarias o metabólicas de la hepatitis |
Distensión abdominal, cólicos, gases (flatulencia) y diarrea después de consumir productos lácteos |
A veces, una prueba del aliento para detectar hidrógeno, que indica la presencia de lactosa no digerida Una dieta que excluya los alimentos que contienen lactosa (dieta de eliminación) para determinar si esos alimentos desencadenan los síntomas |
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Dolor constante en la parte superior del abdomen y que a menudo irradia a la espalda Pérdida de peso A veces, ictericia |
TC CPRM |
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Pancreatitis, si es crónica o va acompañada de un pseudoquiste pancreático |
Episodios de dolor intenso en la mitad superior del abdomen A veces, diarrea y grasa en las heces Por lo general, en las personas que se sabe han sufrido pancreatitis aguda |
Análisis de sangre para medir la concentración de una enzima producida por el páncreas Pruebas de diagnóstico por la imagen como la TC o la MRCP Análisis de heces |
Infección parasitaria (en especial la giardiasis) |
Viaje reciente a países en desarrollo, ingestión de agua de arroyos o lagos, o contacto con personas infectadas Cólicos, flatulencia y diarrea |
Examen de las heces para detectar parásitos o sus huevos |
Dolor de estómago que se alivia mediante la ingestión de alimentos y antiácidos Puede despertar a la persona durante la noche Puede estar causada por el uso de los AINE (fármacos antiinflamatorios no esteroideos) |
Endoscopia y biopsia para Helicobacter (H.) pylori (bacteria que puede causar úlceras gastroduodenales) A veces una prueba de aliento para H. pylori o una prueba de heces |
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Tejido cicatrizante que se desarrolla en los intestinos (adherencias) en personas que han sido sometidas a cirugía abdominal |
Malestar de tipo cólico acompañado de náuseas y en ocasiones también de vómitos |
Serie GI superior (radiografías del estómago y del intestino delgado después de ingerir un líquido con bario) y otras radiografías del intestino delgado TC |
Dispepsia o dolor leve A menudo presencia de pequeñas cantidades de sangre en las heces (detectables solo durante una exploración clínica) Normalmente, en adultos mayores |
Endoscopia del esófago y del estómago |
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Dolor de tipo cólico con varios episodios aislados de diarrea con sangre Normalmente, en adultos jóvenes |
Sigmoidoscopia o colonoscopia Biopsia del recto o del colon |
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Trastornos renales y de las vías urinarias |
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Infecciones urinarias frecuentes Normalmente, en niños |
Urografía o TC intravenosas Ecografía |
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Dolor intermitente en el costado, a menudo en personas que se sabe que tienen cálculos renales A veces, fiebre Orina oscura o con sangre |
Análisis de orina Tomografía computarizada (TC) o urografía intravenosa |
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Trastornos del aparato reproductor (en las mujeres) |
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Malestar antes o durante los periodos menstruales |
Laparoscopia |
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Vago malestar en la parte baja del abdomen |
Ecografía de la pelvis |
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Hinchazón A veces, una masa en la pelvis detectada durante una exploración clínica |
Ecografía de la pelvis |
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Trastornos sistémicos |
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Crisis recurrentes de dolor abdominal intenso con vómitos A veces, debilidad muscular, convulsiones y perturbaciones mentales (como irritación o agitación) En algunos tipos de porfiria, ampollas en la piel cuando se expone a la luz solar |
Análisis de sangre y de orina para detectar sustancias (porfirinas) producidas durante las crisis de porfiria |
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Familiares que tienen el trastorno Episodios de dolor abdominal que duran de 48 a 72 horas y suelen ir acompañados de fiebre Comienzo en la infancia o en la adolescencia |
Prueba genética |
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Síntomas que aparecen solo después de ingerir determinados alimentos, como el marisco |
Dieta de eliminación |
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Vasculitis asociada a inmunoglobulina-A (anteriormente denominada púrpura de Schönlein-Henoch) |
Erupción de color rojo-púrpura, de puntos diminutos (petequias) o manchas más grandes (púrpura), en los brazos, las piernas, las nalgas y la parte superior de los pies Articulaciones hinchadas, sensibles y doloridas Náuseas, vómitos y diarrea Sangre en las heces detectada en la exploración clínica |
Biopsia de la piel afectada |
Dolor abdominal de tipo cólico Alteraciones mentales, como un lapso menor del grado de atención, confusión y alteraciones del comportamiento Inapetencia, vómitos y estreñimiento Dolor articular Por lo general, solo en los trabajadores expuestos al plomo Con mayor frecuencia en los niños pequeños que viven en casas de más de 30 años de antigüedad, en cuya construcción pudo utilizarse pintura a base de plomo (prohibida en 1978) |
Análisis de sangre para medir el nivel de plomo en sangre |
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Episodios graves de dolor abdominal que dura más de un día Dolor recurrente en lugares distintos del abdomen, como la espalda, el pecho, los brazos y/o las piernas En niños de ascendencia africana que suelen tener miembros de la familia con el trastorno |
Análisis de sangre para verificar si hay glóbulos rojos (eritrocitos) en forma de hoz y hemoglobina anormal, característicos de la anemia de células falciformes (anemia drepanocítica o drepanocitosis) |
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*Las causas orgánicas solo responden del 10% de los casos de dolor abdominal crónico. La mayoría de los casos corresponden a dolor abdominal funcional. Esta tabla no incluye todas las causas orgánicas del dolor abdominal crónico. |
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†Las características incluyen los síntomas y los resultados de la exploración realizada por el médico. Las características que se mencionan son habituales, pero no siempre están presentes. |
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‡A la mayoría de las personas con dolor abdominal crónico se les suele realizar un análisis general que incluye hemograma completo, función del hígado y del páncreas, y análisis de orina. Se realizan otras pruebas complementarias en función de los resultados de estos análisis y de la exploración clínica. |
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CT = tomografía computarizada; CPRM = colangiopancreatografía por resonancia magnética; AINE: medicamentos antiinflamatorios no esteroideos. |
Pruebas complementarias
Por lo general, los médicos realizan ciertas pruebas complementarias, Como análisis de orina, hemograma completo y análisis de sangre para valorar la función del hígado, riñones y del páncreas. Por lo general, si los afectados son mayores de 50 años o presentan factores de riesgo de cáncer de colon (como antecedentes familiares de la enfermedad), también se recomienda una colonoscopia. En las menores de 50 años, algunos médicos recomiendan una tomografía computarizada (TC) abdominal, pero otros prefieren esperar a que aparezcan síntomas específicos. Se realizan otras pruebas dependiendo de los antecedentes clínicos y la exploración física (ver Causas orgánicas y características del dolor abdominal crónico).
Se realizan pruebas adicionales si ningún resultado es anormal, si se presentan nuevos síntomas o si se detectan nuevas anomalías durante la exploración.
Tratamiento
El tratamiento del dolor abdominal depende de la causa y de los síntomas. Por ejemplo, si la persona es intolerante a la lactosa puede ser eficaz una dieta libre de lactosa (en la cual se eliminan la leche y otros productos lácteos). Si hay estreñimiento, puede indicarse el uso de laxantes durante unos días más la adición de fibra a la dieta.
Dolor abdominal funcional
El tratamiento del dolor funcional depende de los síntomas y se centra en ayudar a las personas afectadas a retomar sus actividades diarias normales y reducir el malestar. Generalmente, el tratamiento consiste en una combinación de estrategias. Pueden ser necesarias varias visitas al médico para establecer la mejor combinación. Se suelen programar visitas de seguimiento, en función de las necesidades del paciente. Las visitas continúan hasta que el problema se resuelve de forma definitiva.
Una vez diagnosticado dolor funcional, el médico explica claramente al paciente que el dolor, aunque real, no suelen tener una causa grave, y que los factores emocionales (como el estrés, la ansiedad o la depresión) pueden desencadenar o empeorar un episodio de dolor. Si las pruebas exhaustivas no han podido demostrar una causa orgánica de los síntomas, se descarta la realización de pruebas adicionales.
Aunque no hay tratamientos para curar el dolor abdominal crónico funcional, se dispone de muchas medidas eficaces. Estas medidas se basan en una relación de confianza y comprensión entre el médico, el paciente y sus familiares. El médico explica que los resultados de los análisis y de otras pruebas diagnósticas indican que la persona no está en peligro. Se anima a la persona afectada a que se implique en el trabajo, la escuela y las actividades sociales. Esta implicación no empeora el estado de salud, sino que, al contrario, fomenta la independencia y la autosuficiencia. Las personas que abandonan sus actividades cotidianas corren el riesgo de que sus síntomas controlen su vida, en lugar de que sea su vida la que controle sus síntomas.
Los médicos pueden recomendar una dieta rica en fibra y complementos de fibra. Es posible que las personas afectadas necesiten evitar alimentos que desencadenan las crisis. Por ejemplo, algunas personas deben evitar comer grandes cantidades de alimentos que son difíciles de digerir y producen muchos gases y evitar las bebidas con alto contenido de azúcar.
Se ha probado el uso de muchos medicamentos con variable éxito. Entre ellos, fármacos que reducen o detienen los espasmos musculares del tubo digestivo (antiespasmódicos) y el aceite de menta.
Es importante minimizar las fuentes de estrés o ansiedad tanto como sea posible. Los padres y otros miembros de la familia deben evitar reforzar el dolor prestándole demasiada atención. Si la persona afectada continua sintiéndose ansiosa o deprimida y este estado de ánimo parece estar relacionado con el dolor, el médico puede prescribir antidepresivos o ansiolíticos para reducir la ansiedad. Las terapias que ayudan a modificar la conducta, como las técnicas de relajación, las técnicas de biorretroalimentación y la hipnosis, también pueden ser eficaces para reducir la ansiedad y ayudar a la persona afectada a tolerar mejor el dolor.
En el caso de los niños, la ayuda de los padres es esencial. Se aconseja a los padres que animen al niño a ser independiente y a que cumpla con sus responsabilidades normales, en especial asistir a la escuela. Permitir que el niño evite actividades puede aumentar su ansiedad. Los padres pueden ayudar al niño a controlar el dolor durante las actividades diarias elogiando y premiando los comportamientos independientes y responsables. Por ejemplo, pueden recompensarlo mediante la programación de actividades conjuntas o una salida especial. La participación del personal de la escuela también puede ayudar. Se puede llegar a un acuerdo para que el niño descanse brevemente en un lugar habilitado para ello durante la jornada escolar, para volver a continuación a clase entre 15 y 30 minutos más tarde. Se puede autorizar al niño a que llame por teléfono a sus padres, pero se le debe animar a permanecer en la escuela.
Conceptos clave
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Por lo general, el dolor abdominal crónico o recurrente es dolor funcional (es decir, la persona sufre dolor pero no sufre un trastorno físico específico ni ningún otro problema gastrointestinal).
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Los síntomas que requieren atención médica inmediata son la fiebre alta, la pérdida de apetito o de peso, el dolor que despierta a la persona por la noche, sangre en las heces o en la orina, ictericia, náuseas y vómitos intensos, dificultad para tragar e hinchazón de las piernas y/o el abdomen.
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Se suelen realizar análisis de sangre y de orina con objeto de detectar trastornos que puedan causar el dolor.
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Es necesario realizar pruebas adicionales solo si los resultados de las pruebas son anormales, si hay signos de alarma o si hay síntomas de un trastorno específico.
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El tratamiento para el dolor funcional consiste en aprender a minimizar el estrés o la ansiedad, participar en las actividades cotidianas normales, probar con suplementos de fibra, medicamentos que reducen o detienen los espasmos musculares en el tubo digestivo y, a veces, tomar medicamentos o utilizar terapias de modificación del comportamiento para aliviar la ansiedad y/o modificar la dieta.