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El VIH se transmite a través del contacto estrecho con líquidos corporales que contengan el virus o células infectadas por él (como sangre, semen o líquido vaginal).
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El VIH destruye ciertos tipos de glóbulos blancos (leucocitos), lo cual debilita las defensas del organismo frente a infecciones y cánceres.
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Cuando las personas se infectan por primera vez pueden presentar síntomas como fiebre, erupciones cutáneas, inflamación de ganglios linfáticos y fatiga, que duran entre pocos días y varias semanas.
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Muchas de las personas infectadas se mantienen sanas durante más de una década.
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Alrededor de la mitad de las personas no tratadas enferman y desarrollan el sida, que se define por la presencia de infecciones graves y cánceres en un periodo de tiempo inferior a unos 10 años.
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Tarde o temprano, la mayoría de los pacientes no tratados desarrollan sida.
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Los análisis de sangre para detectar los anticuerpos del VIH y determinar la cantidad de virus presentes confirman el diagnóstico.
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La toma de fármacos contra el VIH (fármacos antirretrovíricos) (dos, tres o más a la vez) puede detener la reproducción del VIH, fortalecer el sistema inmunológico y, por lo tanto, hacer que la persona afectada sea menos propensa a la infección, pero no puede eliminar el VIH, que persiste en un forma inactiva.
(Véase también Infección por VIH en niños.)
La infección por VIH puede estar causada por uno de dos retrovirus: el VIH-1 o el VIH-2. El VIH-1 causa la mayoría de las infecciones por VIH en todo el mundo, pero el VIH-2 causa muchas infecciones por VIH en África Occidental.
El VIH destruye progresivamente algunos tipos de glóbulos blancos (leucocitos) llamados linfocitos CD4+. Los linfocitos ayudan a defender el organismo contra las células extrañas, los microorganismos infecciosos y el cáncer. Así, cuando el VIH destruye los linfocitos CD4+, las personas afectadas se vuelven vulnerables al ataque de muchos otros microorganismos infecciosos. Muchas de las complicaciones de la infección por VIH, incluida la muerte, suelen ser resultado de estas infecciones y no directamente de la infección por VIH.
El VIH-1 se originó en África Central durante la primera mitad del siglo XX, cuando un virus estrechamente relacionado con los chimpancés infectó por primera vez a los seres humanos. La propagación mundial del VIH-1 tuvo lugar a finales de la década de 1970, y el sida fue identificado por primera vez en el año 1981.
En 2016, alrededor de 36,7 millones de personas de todo el planeta, incluidos 2,1 millones de niños menores de 15 años, vivían con la infección por el VIH. Hubo 1 millón de muertes relacionadas con el sida y 1,8 millones de personas se infectaron por primera vez.
La mayoría de las nuevas infecciones (95%) tienen lugar en los países en vías de desarrollo. Casi el 70% de las nuevas infecciones por el VIH se producen en el África subsahariana; de ellas, más de la mitad ocurren en mujeres y 1 de cada 10 en niños menores de 15 años de edad. Sin embargo, en muchos países del África subsahariana, el número de nuevas infecciones por el VIH ha disminuido en gran medida, en parte gracias a los esfuerzos internacionales para proporcionar tratamiento y estrategias para la prevención.
En los Estados Unidos, en 2015 se estimó que 1,1 millones de personas de 13 años o más presentaban la infección por el VIH. De ellas, alrededor del 15% desconocen que sufren la infección. En el año 2016 se declararon 39 782 casos de infección por el VIH en Estados Unidos. Más de dos tercios de estas infecciones ocurrieron en hombres homosexuales y bisexuales. Entre estos hombres, la mayoría de las infecciones ocurrieron en hombres de ascendencia afroamericana (10 223), seguidos por hombres de ascendencia hispana/latina (7425) y hombres de ascendencia caucásica (7390).
Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida)
El sida es la forma más grave de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). La infección por VIH se considera sida cuando se desarrolla por lo menos una enfermedad grave sobreañadida o el número (recuento) de linfocitos CD4+ disminuye de forma sustancial.
El sida se diagnostica cuando las personas que están infectadas con el VIH desarrollan ciertas enfermedades. Estas enfermedades, llamadas enfermedades definitorias de sida, incluyen
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Las infecciones graves que se producen principalmente en las personas con un sistema inmunnitario debilitado (llamado infecciones oportunistas), incluyendo infecciones fúngicas (por ejemplo, criptococosis y neumonía por Pneumocystis jirovecii) e infecciones graves por herpes simple
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Ciertos tipos de cáncer invasivo, tales como cáncer de cuello uterino, sarcoma de Kaposi, y ciertos linfomas.
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Disfunción del sistema nervioso
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Pérdida sustancial de peso debido a la infección por VIH (consunción por sida)
Transmisión de la infección por VIH
La transmisión de la infección por el VIH requiere el contacto con fluidos corporales que contengan el virus o células infectadas con él. El VIH puede aparecer prácticamente en cualquier fluido corporal, pero su transmisión ocurre sobre todo a través de la sangre, el semen, el flujo vaginal y la leche materna. A pesar de que las lágrimas, la orina y la saliva pueden contener bajas concentraciones de VIH, la transmisión a través de estos fluidos es extremadamente infrecuente, si es que ocurre.
El VIH no se transmite por contacto casual (por ejemplo, tocar, sostener o dar un beso seco) ni por contacto directo no sexual en el trabajo, la escuela o el hogar. No se ha detectado ningún caso de transmisión del VIH a través de la tos o los estornudos de una persona infectada, ni de una picadura de mosquito. La transmisión desde un médico o un dentista infectados a un paciente es extremadamente infrecuente.
El VIH suele transmitirse de las siguientes maneras:
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Mediante relaciones sexuales con una persona infectada, cuando la membrana mucosa que reviste la boca, la vagina, el pene o el recto queda expuesta a líquidos corporales como el semen o el flujo vaginal que contiene el VIH, como ocurre durante un contacto sexual sin protección.
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Mediante una inyección de sangre contaminada, como puede ocurrir si se comparten agujas o si un profesional de la salud se pincha accidentalmente con una aguja contaminada con el VIH.
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Por transmisión de una madre infectada a su hijo, ya sea antes del parto, durante el parto o después del nacimiento a través de la leche materna.
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Mediante procedimientos médicos, como la transfusión de sangre que contiene el VIH, procedimientos que se realizan con instrumentos inadecuadamente esterilizados o por el trasplante de órganos o tejidos infectados.
La probabilidad de transmisión del VIH aumenta cuando la piel o una membrana mucosa están desgarradas o dañadas, incluso mínimamente.
En Estados Unidos, Europa y Australia, el VIH comenzó a transmitirse sobre todo por contacto sexual entre la población homosexual masculina y por compartir jeringuillas entre personas que se inyectaban drogas, pero la transmisión por contacto heterosexual es responsable de alrededor de un cuarto de los casos. En África, el Caribe y Asia, la transmisión se produce principalmente entre heterosexuales y en la misma proporción entre hombres y mujeres. En Estados Unidos, menos del 25% de los adultos infectados por VIH son mujeres. Antes de 1992, muchas mujeres estadounidenses con VIH se infectaron al inyectarse drogas utilizando jeringuillas contaminadas, pero actualmente la mayoría se infectan por contacto heterosexual.
La transmisión del VIH a través de sus vías más frecuentes (el contacto sexual y compartir agujas) es evitable casi por completo.
A través de la actividad sexual
El riesgo de transmisión del VIH es mayor durante el coito vaginal o anal con o sin eyaculación si no se utiliza preservativo o si se utiliza incorrectamente. El VIH también puede transmitirse durante el sexo oral, aunque en este caso la transmisión es menos probable que cuando se realiza sexo vaginal o anal.
El riesgo de infección por VIH aumenta cuando el semen o los fluidos vaginales contienen una gran cantidad de VIH y/o cuando hay desgarros o llagas, incluso las más pequeñas, en la piel o en las membranas que recubren los genitales, la boca o el recto. Por lo tanto, la transmisión es mucho más probable en los casos siguientes:
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Las primeras semanas después de la infección, porque en ese momento la sangre y los fluidos corporales contienen grandes cantidades de VIH
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Cuando se realizan actividades sexuales vigorosas que dañan la piel o de las membranas que recubren los órganos genitales, la boca o el recto
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La realización del acto sexual cuando alguno de los miembros de la pareja sufre una infección por herpes genital, sífilis u otra enfermedad de transmisión sexual (ETS) que pueda producir úlceras o desgarros en la piel o inflamación de los genitales
Los fármacos contra el VIH (antirretrovirales) pueden reducir la cantidad de VIH en el semen y en los fluidos vaginales. Así pues, el tratamiento de la infección por el VIH con estos fármacos puede reducir en gran medida la probabilidad de transmisión.
Las actividades sexuales que pueden dañar las membranas que recubren los genitales, la boca o el recto incluyen "fisting" (un término inglés que se usa para designar la práctica sexual en la que se introduce la mayor parte o la totalidad de la mano en el recto o en la vagina) y el uso de juguetes sexuales.
El riesgo de contraer el VIH durante las relaciones sexuales heterosexuales es mayor entre los jóvenes, en parte porque tienen menos control sobre sus impulsos y, por lo tanto, es más probable que participen en conductas sexuales de riesgo, como tener varias parejas sexuales y no usar condones.
Los estudios recientes indican que las personas infectadas por el VIH en quienes la terapia antirretrovírica ha reducido su carga vírica por debajo del nivel detectable actual (supresión de virus) no transmiten sexualmente el virus a sus parejas.
¿Cuáles son los niveles de riesgo de transmisión del VIH en las relaciones sexuales?
A través de agujas u otros instrumentos
Los profesionales de la salud que se pinchan accidentalmente con una aguja contaminada por el VIH tienen una probabilidad de aproximadamente 1 entre 300 de contraer el virus, a no ser que se traten tan pronto como sea posible después de la exposición. Este tratamiento reduce el riesgo de infección a menos de 1 en 1500. El riesgo de infección aumenta si la aguja penetra profundamente o si se trata de una aguja hueca que contiene sangre contaminada por el VIH (como una aguja que haya sido usada para extraer sangre o para inyectar drogas en la calle) en vez de ser una aguja que solo esté recubierta de sangre (como la utilizada para suturar una herida).
Las salpicaduras de fluidos infectados en los ojos o la boca tienen una probabilidad inferior a 1 entre 1000 de causar infección.
De madre a hijo
La infección por VIH en un gran número de mujeres en edad fértil ha conducido a un aumento de la infección por VIH en los niños.
La infección por VIH se puede transmitir de una madre infectada a su hijo de la manera siguiente:
Si las madres infectadas no son tratadas, alrededor del 25% al 35% de sus bebés tienen probabilidad de ser infectados al nacer y, si amamantan, cerca de otro 10% a 15% de los bebés corren riesgo de ser infectados.
El tratamiento de las mujeres infectadas con fármacos contra el VIH puede reducir drásticamente el riesgo de transmisión. Las mujeres embarazadas infectadas deben recibir tratamiento durante el 2º y 3r trimestre del embarazo, durante el parto y durante la lactancia. La realización de un parto por cesárea y el tratamiento farmacológico del bebé durante varias semanas después del nacimiento también reducen el riesgo.
Las madres infectadas no deben amamantar si viven en países donde la alimentación con fórmula es segura y asequible. Sin embargo, en los países donde las enfermedades infecciosas y la desnutrición son causas frecuentes de muerte en los lactantes, y cuando no está disponible leche maternizada segura y asequible, la Organización Mundial de la Salud recomienda que las madres amamanten. En estos casos, la protección frente a infecciones potencialmente mortales proporcionada por la lactancia materna puede contrarrestar el riesgo de transmisión del VIH.
El número de niños que contraen sida está disminuyendo en muchos países debido a que muchas mujeres embarazadas con infección por VIH reciben tratamiento o toman fármacos para prevenir la infección por el VIH.
A través de transfusiones de sangre o trasplantes de órganos
En la actualidad, la infección por VIH se transmite en muy pocos casos a través de transfusiones de sangre o trasplantes de órganos.
Desde 1985, en la mayoría de los países desarrollados toda la sangre recogida para transfusión es analizada para la detección del VIH, y cuando es posible, algunos hemoderivados se tratan con calor para eliminar el riesgo de infección por VIH. El riesgo actual de infección por VIH mediante una sola transfusión de sangre (que se analiza cuidadosamente para detectar VIH y otros virus transmitidos a través de la sangre) se estima en menos de 1 entre 2 millones en los Estados Unidos. Sin embargo, en muchos países en desarrollo, no se efectúa un cribado de la sangre y sus productos derivados para el VIH o bien no se produce un cribado lo bastante estricto. En dichos lugares, el riesgo sigue siendo considerable.
Ha habido transmisión del VIH cuando los órganos (riñones, hígado, corazón, páncreas, hueso y piel) de donantes infectados han sido utilizados inadvertidamente para trasplantes. Es poco probable que ocurra cuando se trasplantan córneas o ciertos tejidos especialmente tratados (como los huesos).
Inseminación artificial
La transmisión del VIH también es posible cuando se utiliza el esperma de un donante infectado para inseminar a una mujer. En Estados Unidos, se han tomado medidas para reducir dicho riesgo. Las muestras de semen fresco ya no se utilizan. El esperma de los donantes se congela durante 6 meses o más. En ese momento se vuelven a realizar pruebas a los donantes para ver si están infectados por VIH antes de utilizar su esperma.
Si se sabe que un donante de esperma está infectado por VIH, el lavado de los espermatozoides es una forma eficaz de eliminar el VIH de éstos.
Mecanismos de infección por el VIH
Una vez dentro del organismo, el VIH se adhiere a varios tipos de glóbulos blancos (leucocitos), de los cuales los más importantes son los linfocitos T colaboradores (células T) que activan y coordinan otras células del sistema inmunitario. En su superficie, estos linfocitos tienen un receptor llamado CD4, que permite al VIH unirse a ellos. Por ello, estos linfocitos colaboradores se denominan CD4+.
El VIH es un retrovirus, es decir, que almacena su información genética como ácido ribonucleico (ARN). Una vez dentro del linfocito CD4+, el virus utiliza una enzima llamada transcriptasa inversa (retrotranscriptasa) para hacer una copia de su ARN, pero la copia se realiza como ácido desoxirribonucleico (ADN). El VIH muta fácilmente en este punto debido a que la transcriptasa inversa es propensa a cometer errores durante la conversión del ARN del VIH a ADN. Estas mutaciones hacen que el VIH sea más difícil de controlar, ya que aumentan la posibilidad de producir VIH que puede resistir los ataques del sistema inmunitario de la persona y/o los fármacos antirretrovirales.
La copia del ADN del VIH se incorpora al ADN de los linfocitos infectados. La propia maquinaria genética del linfocito reproduce (replica) el VIH. Finalmente, el linfocito es destruido. Cada linfocito infectado produce miles de nuevos virus, que a su vez infectan a otros linfocitos y los destruyen. Al cabo de unos cuantos días o semanas, la sangre y los fluidos genitales contienen una gran cantidad de VIH, y el número de linfocitos CD4+ puede reducirse considerablemente. Dado que la cantidad de VIH en la sangre y los fluidos genitales es tan grande justo después de la infección por VIH, las personas que hayan sido infectadas recientemente pueden transmitir el VIH a otras personas con gran facilidad.
Ciclo vital simplificado del virus de la inmunodeficiencia humana
Cuando la infección por VIH destruye los linfocitos CD4+, se debilita el sistema inmunitario, que protege contra muchas infecciones y cánceres. Este debilitamiento es parte de la razón por la que el organismo humano es incapaz de eliminar la infección por VIH una vez desencadenada. Sin embargo, el sistema inmunitario está capacitado para presentar cierta respuesta. En un periodo de entre 1 y 2 meses después de haber contraído la infección, el organismo produce linfocitos y anticuerpos que ayudan a disminuir la cantidad de VIH en la sangre y a mantener la infección bajo control. Por esta razón, la infección por VIH no tratada puede no causar síntomas o causar solo algunos síntomas leves durante una media de 10 años (de 2 a más de 15 años).
El VIH también infecta a otras células, como las células de la piel, el cerebro, el aparato genital, el corazón y los riñones, causando enfermedades en esos órganos.
Recuento de linfocitos CD4
El número de linfocitos CD4+ en la sangre (el recuento de CD4) ayuda a determinar lo siguiente:
La mayoría de las personas sanas tienen entre 500 y 1000 linfocitos CD4 por microlitro de sangre. Por lo general, la cantidad de linfocitos CD4+ se reduce durante los primeros meses de la infección. Al cabo de entre 3 y 6 meses, la cantidad de CD4 se estabiliza, pero si no se recibe tratamiento suele continuar disminuyendo a una velocidad que varía de lenta a rápida.
Si el número de CD4 cae por debajo de unas 200 células por microlitro de sangre, el sistema inmunitario tiene menor capacidad para combatir ciertas infecciones (por ejemplo, la neumonía por Pneumocystis jirovecii). La mayoría de estas infecciones son muy poco frecuentes en personas sanas. No obstante, son frecuentes en personas con un sistema inmunitario debilitado. Se denominan infecciones oportunistas porque se aprovechan de la debilidad del sistema inmunitario.
Un número de linfocitos CD4 por debajo de 50 células por microlitro de sangre es especialmente peligroso, ya que pueden aparecer otras infecciones oportunistas que rápidamente causan una grave pérdida de peso, ceguera o la muerte. Estas infecciones incluyen
Carga viral
La cantidad de VIH en la sangre (específicamente el número de copias de ARN del VIH) se denomina carga viral.
La carga viral representa la rapidez con que se replica el VIH. Cuando las personas se infectan por primera vez, la carga viral aumenta rápidamente. Posteriormente, después de entre 3 y 6 meses, incluso sin tratamiento, cae a un nivel inferior (conocido como concentración vírica estabilizada) y se mantiene bastante constante. Este nivel varía mucho de persona a persona, desde unos pocos cientos a más de un millón de copias por microlitro de sangre.
La carga viral también indica
Cuanto mayor sea la concentración vírica estabilizada, más rápidamente desciende el recuento de CD4 a los niveles bajos (menos de 200) que aumentan el riesgo de infecciones oportunistas, incluso en personas asintomáticas.
Durante un tratamiento eficaz, la carga viral disminuye a niveles muy bajos o indetectables (menos de 20 o 40 copias por microlitro de sangre). Sin embargo, el VIH inactivo (latente) sigue presente en las células y, si se interrumpe el tratamiento, el VIH empieza a replicarse y la carga viral aumenta.
Un aumento de la carga viral durante el tratamiento puede indicar lo siguiente:
Síntomas
Infección inicial
En el primer momento de la infección, muchas personas no tienen síntomas aparentes, pero al cabo de entre 1 y 4 semanas algunos afectados sufren fiebre, erupciones cutáneas, dolor de garganta, inflamación de los ganglios linfáticos, fatiga y varios síntomas menos frecuentes. Los síntomas de la infección inicial (primaria) por VIH suelen durar entre 3 y 14 días.
Intervalo de síntomas leves o ausentes
Una vez que desaparecen los primeros síntomas, la mayoría de las personas infectadas, incluso sin tratamiento, no presentan ningún otro síntoma, o bien solo de forma muy leve. Este intervalo con pocos o ningún síntoma puede durar de 2 a 15 años. Los síntomas que aparecen más frecuentemente durante este intervalo son los siguientes:
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Ganglios linfáticos inflamados, que se pueden palpar como pequeños bultos indoloros en el cuello, las axilas o las ingles
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Manchas blancas en la boca (muguet) debidas a una candidiasis (una infección por levaduras)
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Diarrea
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Fatiga
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Algunas veces fiebre con sudoración
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Pérdida progresiva de peso
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Anemia
Algunas personas pierden peso progresivamente y presentan febrícula o diarrea.
Estos síntomas pueden ser resultado de la infección por el VIH o de las infecciones oportunistas que se desarrollan porque el VIH ha debilitado el sistema inmunitario.
Síntomas más graves
En algunas personas, los primeros síntomas pueden ser los del sida.
El sida se define como la aparición de infecciones oportunistas muy graves o cánceres; se trata de enfermedades que generalmente solo aparecen en personas con un número de linfocitos CD4 por debajo de 200 células por microlitro de sangre.
Las infecciones oportunistas específicas y los cánceres que se desarrollan causan muchos de los síntomas. Estas infecciones ocurren con más frecuencia o son más graves en personas con infección por el VIH que en aquellos que no la padecen. Por ejemplo, una infección por el hongo Candida puede causar manchas blancas en la boca y en ocasiones dolor al tragar (candidiasis bucal) o una secreción espesa y blanca en la vagina que se asemeja a requesón (infección vaginal por levaduras). La culebrilla (herpes zóster) puede provocar dolor y una erupción.
Infecciones oportunistas más graves pueden provocar varios síntomas en función del órgano afectado:
El VIH también puede causar síntomas cuando infecta directamente y daña órganos como los siguientes:
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Encéfalo: daño cerebral con pérdida de memoria, dificultad para pensar y concentrarse, o ambos, que a largo plazo puede provocar demencia si la infección por VIH no recibe tratamiento, así como debilidad, temblores o dificultad para caminar.
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Riñones: insuficiencia renal con hinchazón en las piernas y en la cara, fatiga y cambios en la micción (más frecuente en las personas de ascendencia africana que en las caucásicas), pero a menudo estos síntomas no se presentan hasta que la infección es grave.
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Corazón: insuficiencia cardíaca con dificultad respiratoria (disnea), tos, sibilancias y fatiga (poco frecuente)
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Órganos genitales: disminución de los niveles de hormonas sexuales, lo cual puede producir fatiga y disfunción sexual en los hombres.
El VIH probablemente es la causa directa de una pérdida sustancial de peso (consunción por sida) en algunas personas. La consunción en las personas con sida también puede estar causada por una serie de infecciones o por una infección persistente no tratada del sistema digestivo.
Infecciones oportunistas más frecuentes asociadas al sida
Cánceres habituales en personas con infección por el VIH
El sarcoma de Kaposi, un cáncer causado por un herpesvirus de transmisión sexual, se manifiesta en forma de manchas en la piel, indoloras, abultadas y de color entre rojo y morado. Suele aparecer en hombres que mantienen relaciones homosexuales.
A veces se desarrollan cánceres del sistema inmunitario (linfomas, por lo general linfoma no hodgkiniano), que en ocasiones aparecen por primera vez en el cerebro. Cuando el cerebro se ve afectado, este tipo de cáncer causa debilidad de un brazo o una pierna, dolor de cabeza, confusión o alteraciones de la personalidad.
Tener sida aumenta el riesgo de otros cánceres. Entre estos se encuentran el cáncer de cérvix, ano, testículos y pulmón, así como el melanoma y otros cánceres de piel. Los hombres homosexuales son propensos a desarrollar cáncer de recto debido al mismo virus del papiloma humano (VPH) que causa el cáncer del cuello uterino en las mujeres.
Causa de la muerte
Diagnóstico
El diagnóstico precoz de la infección por el VIH es importante porque posibilita a su vez el tratamiento precoz. El tratamiento precoz permite a las personas infectadas a vivir más tiempo, más sanas y con menor probabilidad de transmitir el VIH a otras personas.
Los médicos suelen preguntar sobre factores de riesgo de contraer la infección por VIH (como exposición profesional, actividades sexuales de alto riesgo y consumo de drogas inyectadas, [XRef]) y sobre síntomas relacionados (como fatiga, erupciones cutáneas y pérdida de peso).
Los médicos también hacen una exploración física completa para buscar signos de infecciones oportunistas y detectar si hay ganglios linfáticos inflamados y manchas blanquecinas en la boca (indicativas de candidiasis oral), así como signos de sarcoma de Kaposi en la piel o en la boca.
Pruebas de cribado y pruebas diagnósticas
Si los médicos sospechan que ha habido exposición al VIH, llevan a cabo una prueba de cribado del VIH. Los médicos también recomiendan que todos los adultos y adolescentes, especialmente las mujeres embarazadas, se sometan a una prueba de cribado, con independencia de su riesgo aparente. Cualquier persona que considere la posibilidad de haberse infectado por el VIH puede solicitar la realización de una prueba. Esta prueba es confidencial y, a menudo, gratuita.
La actual (cuarta generación) prueba de cribado por combinación analiza dos factores que sugieren infección por VIH:
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Anticuerpos contra el VIH
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Antígenos del VIH (antígeno p24)
(Los anticuerpos son proteínas producidas por el sistema inmunitario para ayudar al organismo a defenderse de un ataque en concreto, como los ataques realizados por el VIH.) Los antígenos son sustancias extrañas al organismo que pueden desencadenar una respuesta inmunitaria.
El cuerpo tarda varias semanas en producir suficientes anticuerpos para ser detectados por la prueba, por lo que los resultados de la prueba de anticuerpos son negativos durante las primeras semanas posteriores a la entrada del virus en el cuerpo. Sin embargo, los resultados de la prueba de antígeno p24 pueden ser positivos transcurridas apenas 2 semanas desde la infección inicial. Las pruebas de combinación pueden hacerse rápidamente en un laboratorio. Además, se puede hacer una versión de estas pruebas en el consultorio de un médico o en una clínica (lo que se llaman pruebas de cabecera). Si los resultados son positivos, los médicos hacen una prueba para distinguir el VIH-1 del VIH-2 y una prueba para detectar la cantidad de ARN del VIH en la sangre (la carga vírica).
La nueva prueba de detección combinada es más rápida y menos compleja que las pruebas de detección antiguas, que usaban el enzimoinmunoensayo (ELISA, por sus siglas en inglés) para detectar anticuerpos del VIH y luego confirmaban los resultados positivos usando una prueba distinta, más precisa y específica, como una inmunotransferencia (prueba Western blot).
También están disponibles otras pruebas de cabecera más antiguas y rápidas. Estas pruebas pueden realizarse en una muestra de sangre o de saliva. Si los resultados de estas pruebas de detección rápida son positivos, se confirman mediante ELISA (con o sin Western blot) o mediante la repetición de una o más pruebas rápidas.
Si una personas con bajo riesgo obtiene un resultado negativo de la prueba, esta no se repite a menos que haya un cambio de estado de su riesgo. Si las personas con mayor riesgo (especialmente las personas sexualmente activas, las que tienen varios compañeros y las que no practican sexo seguro) obtienen un resultado negativo, la prueba se debe repetir cada 6 a 12 meses.
Las pruebas de detección del ARN del VIH pueden confirmar los resultados positivos de una prueba de anticuerpos o detectar indicios de infección por el virus cuando los resultados de las pruebas de detección de anticuerpos son negativos. Las pruebas de detección de ARN del VIH a menudo utilizan técnicas para producir muchas copias del material genético de un organismo (llamado de amplificación de ácidos nucleicos). Estas pruebas pueden detectar cantidades muy pequeñas de ARN del VIH en la sangre y son muy precisas.
Seguimiento
Si se diagnostica la infección por VIH, deben hacerse regularmente análisis de sangre para determinar lo siguiente:
Si el recuento de CD4 es bajo, la persona es más propensa a desarrollar infecciones graves y otras complicaciones del VIH, como ciertos tipos de cáncer. La carga viral ayuda a predecir la rapidez con que disminuirá el número de linfocitos CD4 en los próximos años.
Estas dos medidas ayudan a los médicos a determinar
Con un tratamiento eficaz, la carga viral disminuye a niveles muy bajos en cuestión de semanas, y el recuento de linfocitos CD4 inicia una lenta recuperación hacia valores normales.
Diagnóstico del sida
Diagnóstico de las enfermedades asociadas al VIH
Se pueden realizar varias pruebas para determinar la existencia de enfermedades que pueden acompañar a la infección por el VIH. Estas pruebas son las siguientes:
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Aspiración y biopsia de médula ósea: para verificar el recuento bajo de células sanguíneas (incluida la anemia), que puede deberse a linfomas, cánceres e infecciones oportunistas
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Tomografía computarizada (TC) con un agente de contraste o imágenes por resonancia magnética (RMN): para detectar daños en el encéfalo o la médula espinal
Prevención
En la actualidad no existe ninguna vacuna eficaz contra el VIH que pueda prevenir la infección por VIH o retardar la progresión del sida en las personas que ya están infectadas. Sin embargo, tratar a las personas que tienen la infección por el VIH reduce el riesgo de transmisión de la infección a otras personas.
La transmisión del VIH a través de sus vías más frecuentes (el contacto sexual y compartir agujas) es evitable casi por completo. Sin embargo, en ocasiones las medidas necesarias para la prevención, como son la abstinencia sexual o el uso de preservativo de forma habitual, así como el acceso a agujas limpias, no gozan de gran aceptación personal o social. Muchas personas tienen dificultad para cambiar sus adicciones o comportamientos sexuales, por lo que siguen exponiéndose al riesgo de infección por VIH. Además, las prácticas de sexo seguro no son infalibles; por ejemplo, los preservativos pueden tener fugas o romperse.
Los preservativos de látex ofrecen una buena protección frente al VIH (así como frente a otras enfermedades de transmisión sexual) pero no son infalibles. No deben utilizarse lubricantes a base de petróleo (como la vaselina), ya que pueden disolver el látex y reducir así la efectividad del condón.
Existen otras medidas que pueden ser útiles. En el caso de los hombres, la circuncisión (un procedimiento barato e inocuo), reduce a la mitad el riesgo de contraer la infección durante el coito vaginal con una mujer infectada. No está demostrado que la circuncisión reduzca el riesgo de infección con VIH en otras circunstancias. Debido a que la circuncisión ofrece sólo una protección parcial contra la infección por el VIH, las personas también deben usar otras medidas de prevención. Por ejemplo, si uno de los miembros de la pareja presenta una enfermedad de transmisión sexual o infección por el VIH, debe recibir tratamiento y deben utilizarse condones de manera correcta y sistemática en las relaciones sexuales.
Precauciones generales
Las personas que en su trabajo tengan más probabilidades de tener contacto con sangre u otros fluidos corporales deben utilizar guantes protectores de látex, mascarillas y pantallas oculares protectoras. Estas precauciones deben adoptarse respecto a los fluidos corporales de cualquier persona, y no solo para las infectadas por el VIH, y por esta razón se denominan precauciones generales. Las precauciones generales se toman por dos razones:
Las superficies contaminadas con VIH pueden limpiarse y desinfectarse fácilmente, pues el virus se inactiva por el calor y por la acción de desinfectantes de uso habitual, como el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) y el alcohol.
Puesto que el VIH no se transmite por el aire ni por un contacto fortuito (como roces, caricias o besos secos), los hospitales y las clínicas no aíslan a los pacientes infectados por el VIH salvo que tengan otra infección contagiosa.
Prevención de la transmisión a través de transfusiones de sangre o trasplantes de órganos
En los Estados Unidos, las siguientes medidas han permitido eliminar casi por completo la transmisión de la infección por el VIH a través de un trasplante de órganos o una transfusión de sangre:
El riesgo se reduce aún más si se pide a las personas con factores de riesgo de infección por el VIH, independientemente de los resultados de sus pruebas, que no hagan donaciones de sangre ni de órganos para trasplantes.
Sin embargo, los países en desarrollo no han utilizado de manera sistemática pruebas sensibles de detección del VIH y no han limitado los donantes. En consecuencia, la transmisión por estas vías es aún un problema en estos países.
Prevención de la transmisión de la madre al recién nacido
Una mujer embarazada infectada por el VIH puede transmitir el virus a su hijo durante el parto.
Las siguientes medidas pueden ayudar a prevenir la transmisión del VIH de la madre al recién nacido:
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Llevar a cabo pruebas de cribado a las mujeres embarazadas para determinar si están infectadas con el VIH
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Si están infectadas, debe administrárseles tratamiento con fármacos antirretrovirales durante el embarazo y el parto (el tratamiento durante el parto es especialmente importante)
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Hacer que el parto sea por cesárea en lugar de parto vaginal
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Después del nacimiento, debe tratarse a los recién nacidos con zidovudina, administrada por vía intravenosa, durante 6 semanas
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Si es posible, recurrir a la alimentación con leches maternizadas (leche de fórmula) en lugar de la lactancia materna (el VIH puede transmitirse en la leche materna)
Tratamiento preventivo antes de la exposición
Tomar un fármaco antirretroviral antes de la exposición al VIH puede reducir el riesgo de infección por VIH. Este tratamiento preventivo se denomina profilaxis previa a la exposición (preexposure prophylaxis, PrEP según sus siglas en inglés). Sin embargo, la PrEP es cara y sólo es eficaz si la persona toma el fármaco todos los días. Por lo tanto, la PrEP sólo se recomienda para personas que tienen un alto riesgo de infectarse, como las personas cuya pareja sexual está infectada por el VIH.
La PrEP también se puede recomendar a las personas que llevan a cabo actividades sexuales de alto riesgo, tales como las siguientes:
Las personas que hacen uso de la PrEP no están exentas de utilizar otros métodos para prevenir la infección por el VIH, incluyendo el uso regular del condón y no compartir agujas para inyectarse drogas y sustancias recreativas.
Tratamiento preventivo después de la exposición
Las personas que hayan estado expuestas al VIH por una salpicadura de sangre, jeringuillas o contacto sexual pueden reducir el riesgo de infección tomando medicamentos antirretrovirales durante 4 semanas. Dichos fármacos son más eficaces si el tratamiento se inicia tan pronto como sea posible después de la exposición. Actualmente se recomienda tomar dos o más fármacos.
Normalmente, los médicos y la persona que estaba expuesta deciden conjuntamente si utilizar o no estos fármacos preventivos. La decisión se basa en el riesgo estimado de infección y en los posibles efectos secundarios de los fármacos. Si desconocen si la fuente de exposición está infectada por VIH, consideran cuál es la probabilidad de que lo esté. Sin embargo, incluso cuando se sabe que la fuente de exposición está infectada por VIH, el riesgo de infección después de la exposición varía, dependiendo del tipo de exposición. Por ejemplo, el riesgo asociado a una salpicadura de sangre es menor que el asociado a un pinchazo de aguja.
Lo que se hace inmediatamente después de la exposición a la infección por VIH, depende del tipo de exposición:
Inmunización (vacunación)
Las personas con infección por el VIH deben llevar las siguientes vacunas (para más información, véase CDC immunization recommendations):
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Vacuna contra el neumococo conjugada (PCV13) y vacuna antineumocócica de polisacáridos (PPSV23) si no las han recibido antes (se administra primero la vacuna PCV13, seguida de la PPSV23 al menos 8 semanas más tarde)
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Vacuna contra la gripe todos los años
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Vacuna contra la hepatitis B si no han recibido la vacuna antes o no han completado la serie de tres dosis
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Vacuna contra la hepatitis A si se encuentran en mayor situación de riesgo de contraer la hepatitis A o desean una mayor protección contra ella
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Vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) para prevenir cánceres anales y de cuello uterino relacionados con el VPH (deben administrarse a hombres y mujeres a las edades recomendadas)
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Vacuna meningocócica si los adultos no se han vacunado antes (las dosis se administran con 2 meses de diferencia como mínimo)
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Vacuna contra el tétanos y la difteria (Td) con un refuerzo cada 10 años (si las personas no han recibido previamente la vacuna contra el tétanos, la difteria y la tos ferina [Tdap], la Tdap es sustituida por una vacuna Td de refuerzo)
La vacuna del herpes zóster puede ser también útil. Sin embargo, la vacuna original contra el herpes zóster con virus activo atenuado no se administra a personas con un sistema inmunológico debilitado ni a personas cuyo recuento de CD4 es inferior a 200 células por microlitro de sangre. Sin embargo, aún no se han establecido recomendaciones sobre el uso de la nueva vacuna recombinante contra el herpes zóster en personas con VIH.
Tratamiento
(Véase también Tratamiento farmacológico de la infección por el VIH.)
Se recomienda el tratamiento con fármacos antirretrovirales para casi todas las personas con infección por el VIH, ya que sin tratamiento esta infección puede conducir a complicaciones graves y porque además se dispone ahora de fármacos nuevos menos tóxicos. Para la mayoría de las personas infectadas, el tratamiento temprano es el que suele dar los mejores resultados. Las investigaciones han demostrado que las personas que reciben tratamiento con medicamentos antirretrovirales con prontitud son menos propensas a desarrollar complicaciones relacionadas con el sida y morir de ellas.
El tratamiento no puede eliminar el virus del organismo, aunque a menudo el nivel de VIH se reduce tanto que no puede detectarse en la sangre o en otros líquidos o tejidos. Los objetivos del tratamiento son
Si se interrumpe el tratamiento, aumenta la presencia de VIH y el recuento de linfocitos CD4 empieza a caer. Por lo tanto, las personas afectadas necesitan tomar medicamentos antirretrovíricos durante toda su vida.
Antes de empezar un régimen de tratamiento, se explica a la persona afectada la necesidad de seguir las indicaciones siguientes:
Se exige tomar los fármacos según las indicaciones y de por vida. Algunas personas se saltan dosis o dejan de tomar los fármacos durante un tiempo (lo que se denomina tomarse unas vacaciones de medicamentos). Estas prácticas son peligrosas, ya que permiten que el VIH desarrolle resistencia a los fármacos.
Tomar los antirretrovirales de manera irregular suele dar lugar a la aparición de resistencias, y por eso los profesionales de la salud deben tratar de asegurarse de que las personas están dispuestas a adherirse al régimen de tratamiento y de que son capaces de hacerlo. Para simplificar la pauta farmacológica y ayudar a las personas a tomar los medicamentos según las indicaciones, los médicos suelen recetar un tratamiento que combina dos o más fármacos en un único comprimido que se puede tomar una vez al día.
Pronóstico
La exposición al VIH no siempre causa la infección y algunas personas que han tenido exposiciones repetidas durante muchos años no han resultado infectadas. Además, muchas personas infectadas por el VIH se mantienen sanas durante más de una década. Un porcentaje muy bajo de las personas infectadas por el VIH pueden mantenerse sanas durante más de 20 años sin tratamiento. No se sabe aún con certeza por qué algunas personas enferman antes que otras, pero ciertos factores genéticos parecen influir tanto en la vulnerabilidad a la infección como en la progresión de esta hacia el sida.
Si las personas infectadas no reciben tratamiento, la mayoría desarrollan sida. La rapidez con la que el número de células CD4 disminuye y la infección por el VIH progresa hasta que acaba dando lugar al sida varía mucho de una persona a otra. En general, los expertos estiman que, sin tratamiento, las personas desarrollan el sida según los porcentajes siguientes:
Sin embargo, con un tratamiento eficaz, el nivel de ARN del VIH disminuye a niveles indetectables, los recuentos de CD4 aumentan de forma espectacular y la persona puede seguir llevando una vida activa y productiva. El riesgo de enfermedad y muerte disminuye pero sigue siendo superior al de las personas de la misma edad que no están infectadas con el VIH. Sin embargo, si la persona no puede tolerar o tomar fármacos regularmente, la infección por VIH y la deficiencia inmunitaria progresan, causando síntomas graves y complicaciones.
Por lo general, la infección por el VIH no causa directamente la muerte. En cambio, conduce a una pérdida sustancial de peso (consunción por sida), infecciones oportunistas, cánceres y otros trastornos, los cuales conducen a la muerte.
Se ha considerado que la curación es imposible, aunque continúa realizándose intensa investigación acerca de cómo eliminar todo el VIH latente en las personas infectadas.
Problemas del enfermo terminal
Dado que la muerte rara vez ocurre repentinamente en personas con sida, los afectados suelen tener tiempo para planificar el tipo de cuidados que desean si su salud empeora. Sin embargo, es conveniente registrar con tiempo este tipo de planes en un documento legal, que debe incluir instrucciones claras sobre el tipo de cuidados que se desean (denominado voluntades anticipadas). También se deben preparar otros documentos legales, como poderes y testamentos. Estos documentos son particularmente importantes en el caso de parejas del mismo sexo, ya que pueden desear proteger los bienes y derechos (incluyendo las visitas y la toma de decisiones) de sus parejas.
Cuando se acercan al final de la vida, muchas personas sufren dolor y otros síntomas molestos (como agitación) y por lo general pierden el apetito. Los centros de cuidados paliativos están especialmente equipados para hacer frente a este tipo de problemas. Pueden proporcionar apoyo y atención integral, que se centra en el control de los síntomas, la ayuda a las personas moribundas para mantener su independencia y el apoyo a sus cuidadores.
Más información
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Centers for Disease Control and Prevention (CDC): HIV in the United States: At a Glance (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades [CDC]: VIH en Estados Unidos: de un vistazo)
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UNICEF: For Every Child, End AIDS; Seventh Stocktaking Report, 2016 (UNICEF: Para todos los niños, acabar con el sida; séptimo informe actual, 2016)