La inmunización (vacunación) permite al organismo defenderse mejor contra las enfermedades causadas por ciertas bacterias o virus. La inmunidad (la capacidad que tiene el propio organismo de defenderse de las enfermedades causadas por determinadas bacterias o virus) puede producirla el organismo de forma natural (cuando las personas están expuestas a bacterias o virus) o pueden proporcionarla los médicos mediante la vacunación. Las personas que están inmunizadas contra una enfermedad, no suelen contraerla, o bien contraerán una forma leve de esta. Sin embargo, como ninguna vacuna es 100% eficaz, algunas personas que han sido inmunizadas todavía pueden contraer la enfermedad.
En las comunidades y países en los que las vacunas se utilizan de forma generalizada, muchas enfermedades que antes eran frecuentes y/o mortales (como la poliomielitis y la difteria) ahora son raras o están bajo control. Solo una enfermedad, la viruela, se ha erradicado por completo mediante la vacunación. Las vacunas han sido muy eficaces en la prevención de enfermedades graves y en la mejora de la salud en todo el mundo. Sin embargo, aún no se dispone de vacunas eficaces para muchas infecciones importantes, incluida la infección por el virus del ébola, la mayoría de las enfermedades de transmisión sexual (como la infección por el VIH, la sífilis, la gonorrea y la clamidiasis) y muchas enfermedades tropicales (como la malaria).
Seguir las recomendaciones para la vacunación es muy importante para la propia salud de la persona y para la salud de su familia y de los miembros de su comunidad. Muchas de las enfermedades evitadas por las vacunas se contagian fácilmente de persona a persona. Muchas de ellas aún están presentes en Estados Unidos y siguen siendo frecuentes en otras partes del mundo. Estas enfermedades se diseminan rápidamente entre los niños no vacunados, quienes, debido a la facilidad actual para viajar, están expuestos aunque vivan en áreas donde la enfermedad no sea frecuente.
Las vacunas disponibles en la actualidad son altamente fiables y la mayoría de las personas las toleran bien. Es muy poco frecuente que provoquen efectos adversos.
Tipos de inmunización (vacunación)
Hay dos tipos de inmunización (vacunación):
Inmunización activa (vacunación)
En la inmunización activa se utilizan vacunas para estimular los mecanismos naturales de defensa del organismo (el sistema inmunológico). Las vacunas son preparados que contienen uno de los factores siguientes:
El sistema inmunitario del organismo responde a una vacuna mediante la producción de sustancias (como anticuerpos y glóbulos blancos o leucocitos) que reconocen y atacan a las bacterias o virus específicos contenidos en la vacuna. Posteriormente, cuando la persona se expone a dichas bacterias o virus, el organismo, automáticamente, produce esos anticuerpos y otras sustancias para prevenir o reducir la enfermedad. El proceso de administración de una vacuna se denomina vacunación, aunque en algunos casos se usa el término genérico de inmunización (vacunación).
Las vacunas que contienen microorganismos vivos pero debilitados son
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Bacilo de Calmette-Guérin (BCG para la tuberculosis)
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Cólera (ciertas vacunas que se administran por vía oral)
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Vacuna nasal contra la gripe
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Poliomielitis (sólo la vacuna por vía oral)
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Fiebre tifoidea (sólo la vacuna por vía oral)
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Culebrilla (solo una de las dos vacunas disponibles)
Inmunización pasiva
En la inmunización pasiva se administran directamente anticuerpos contra un organismo infeccioso específico. Estos anticuerpos se obtienen de diversas fuentes:
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La sangre (suero) de animales (generalmente caballos) que han estado expuestos a un determinado organismo o toxina y han desarrollado inmunidad
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Sangre extraída de un gran grupo de personas, en cuyo caso se denomina concentrado de inmunoglobulinas humanas combinadas
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Personas que poseen anticuerpos contra una enfermedad en particular (es decir, personas que han sido inmunizadas o que se recuperan de la enfermedad), denominándose en este caso globulinas hiperinmunitarias, porque estas personas tienen niveles más altos de anticuerpos en sangre
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Células productoras de anticuerpos (generalmente obtenidas de ratones) cultivadas en el laboratorio
La inmunización pasiva se usa en personas cuyo sistema inmunitario no responde de manera adecuada a la infección, o en personas que contraen una infección antes de ser vacunadas (por ejemplo, después de sufrir una mordedura de un animal afectado de rabia).
La inmunización pasiva también se utiliza para evitar la enfermedad cuando la exposición es probable y la persona no tiene tiempo para completar una serie de vacunación. Por ejemplo, se puede administrar una solución que contiene gammaglobulina activa contra el virus de la varicela a una mujer embarazada que no tiene inmunidad al virus y que ha sido expuesta a este. El virus de la varicela puede causar daño al feto y complicaciones graves (como la neumonía) a la madre.
La inmunización pasiva solo proporciona una protección eficaz durante unas semanas, hasta que el organismo elimina los anticuerpos inyectados.
Administración de las vacunas
Las vacunas y los anticuerpos normalmente se administran por inyección en un músculo (vía intramuscular) o bajo la piel (vía subcutánea). En algunas ocasiones los anticuerpos se inyectan en una vena (vía intravenosa). Un determinado tipo de vacuna contra la gripe se rocía en la nariz.
Puede administrarse más de una vacuna a la vez, ya sea en una vacuna combinada o mediante inyecciones individuales, aplicándose en este caso en diferentes partes del cuerpo (véase Uso de varias vacunas al mismo tiempo).
Algunas vacunas se administran de forma sistemática: por ejemplo, el toxoide tetánico se administra a adultos, preferiblemente cada 10 años. Algunas vacunas se administran sistemáticamente en la infancia (véase la figura Vacunación en lactantes y niños).
Otras vacunas se administran principalmente a grupos específicos de personas. Por ejemplo, la vacuna contra la fiebre amarilla se da solo a personas que viajen a ciertas partes de África o América del Sur. Existen también otras vacunas que se administran después de una posible exposición a una causa específica; por ejemplo, la vacuna contra la rabia debe aplicarse a las personas mordidas por un perro.
Restricciones de vacunación y precauciones
Para muchas vacunas, la única razón para no vacunarse es
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Una reacción alérgica grave potencialmente mortal (como una reacción anafiláctica) a la vacuna o a alguno de sus componentes.
La alergia al huevo es frecuente en Estados Unidos. Algunas vacunas, incluyendo la mayoría de las vacunas contra la gripe, contienen cantidades muy pequeñas de material procedente de huevos. Por lo tanto, existe preocupación por el uso de dichas vacunas en personas alérgicas a los huevos. Sin embargo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) establece que aunque pueden ocurrir reacciones leves, las reacciones alérgicas graves (anafilaxia) son improbables. Las recomendaciones para la vacuna contra la gripe varían de acuerdo con la gravedad de la reacción alérgica a los huevos y la vacuna. A las personas que tuvieron una reacción alérgica grave y potencialmente mortal después de recibir la vacuna contra la gripe o los huevos no se les debe administrar la vacuna contra la gripe. Si solo tuvieron una erupción después de la exposición a los huevos o a la vacuna, se les puede administrar la vacuna. Si la persona afectada ha sufrido una reacción más grave, como hinchazón facial, dificultad respiratoria o mareo, o bien ha sufrido reacciones que precisaron una inyección de adrenalina u otro tratamiento de emergencia, debe vacunarse en un centro de atención médica que cuente con la supervisión de un médico con experiencia en la identificación y el control de las reacciones alérgicas graves.
Las vacunas que contienen microorganismos vivos no deben utilizarse, o debe posponerse su aplicación en personas con ciertas características, como por ejemplo
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Consumo de fármacos que deprimen el sistema inmunológico (inmunodepresores), como los corticoesteroides y los fármacos antineoplásicos
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Embarazo
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Desarrollo del síndrome de Guillain-Barré dentro de las 6 semanas posteriores a una dosis previa de la vacuna
Si la persona deja de tomar los fármacos que inhiben el sistema inmunitario o si su sistema inmunitario debilitado se recupera lo suficiente, la administración de vacunas que contienen el virus activo puede ser segura.
Vacunaciones habituales en niños
Los niños, por lo general, reciben un cierto número de vacunas de acuerdo con un calendario estándar (véase la figura Vacunación en lactantes y niños y en Estados Unidos se consulta el Centers for Disease Control and Prevention: Immunization Schedules). Si se pierde la administración de alguna vacuna, la mayoría se pueden administrar más tarde, de acuerdo con un calendario de puesta al día.
Protección de los niños mediante la vacunación
Enfermedad |
Inicio habitual de la vacunación |
Edad: de 12 a 15 meses |
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Edad: 2 meses |
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Infecciones por Haemophilus influenzae de tipo b (como la meningitis) |
Edad: 2 meses |
Edad: de 12 a 23 meses |
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Al nacer |
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Edad 11-12 años (puede comenzar a los 9 años) |
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Edad: 6 meses |
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Edad: de 12 a 15 meses |
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Edad: de 11 a 12 años A los 2 meses de edad para niños con alto riesgo |
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Edad: de 12 a 15 meses |
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Edad: 2 meses |
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Edad: 2 meses |
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Edad: 2 meses |
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Edad: 2 meses |
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Rubéola (sarampión alemán) |
Edad: de 12 a 15 meses |
Edad: 2 meses |
Vacunaciones habituales en adultos
A los adultos también se les aconseja recibir ciertas vacunas (véase también Centers for Disease Control and Prevention: Immunization Schedule for Adults [Centros para el control y la prevención de enfermedades: calendario de inmunización para adultos]). Los factores que influyen para que el médico considere la necesidad de vacunación en los adultos incluyen la edad de la persona, su estado de salud, las vacunaciones recibidas en la infancia, su ocupación, la localización geográfica, sus planes de viaje y otros factores.
Protección de adultos mediante las vacunas
Enfermedad* |
Quién debe vacunarse |
Personas que puedan estar expuestas al carbunco, como por ejemplo: |
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Todos los adultos que no hayan recibido la vacuna o no hayan sufrido la enfermedad |
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Todos los adultos |
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Infecciones por Haemophilus influenzae de tipo b (como la meningitis) |
Los adultos que no han sido vacunados y que presentan un riesgo elevado, como en los casos siguientes:
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Los adultos que no han sido vacunados y que presentan un riesgo elevado, como en los casos siguientes:
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Los adultos que no han sido vacunados y que presentan un riesgo elevado, como en los casos siguientes:
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Todos los niños y las niñas de 11 o 12 años de edad (pero las vacunas pueden iniciarse a los 9 años) y las personas hasta 26 años de edad que no han sido vacunadas previamente Todos los adultos de 27 a 45 años de edad deben hablar con su médico para valorar si deben vacunarse Todos los varones de edades entre 22 y 26 años que no han sido vacunados previamente y que presentan una de las características siguientes: |
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Todas las personas mayores de 6 meses |
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Todos los adultos nacidos en 1957 o posteriormente a menos que tengan documentación de vacunación con una o más dosis de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) o pruebas de laboratorio que detectan evidencia de inmunidad contra el sarampión Profesionales de la salud si los análisis de laboratorio no detectan evidencia de inmunidad contra el sarampión Siempre se administra como una vacuna combinada contra las paperas y la rubéola (no disponible como una sola vacuna) |
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Personas con mayor riesgo, como en los casos siguientes:
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Todos los adultos nacidos en 1957 o posteriormente a menos que tengan documentación de vacunación con una o más dosis de la vacuna MMR o pruebas de laboratorio que detectan evidencia de inmunidad contra las paperas Profesionales de la salud si los análisis de laboratorio no detectan evidencia de inmunidad contra la parotiditis (paperas) Siempre se administra como una vacuna combinada contra el sarampión y la rubéola (no disponible como una sola vacuna) |
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Pertusis (tosferina) |
Todos los adultos (administrada generalmente como vacuna combinada con las del tétanos y la de la difteria en forma de vacuna Tdap) si no han sido vacunados previamente Mujeres embarazadas durante cada embarazo. |
Infección neumocócica (como meningitis y neumonía) |
Cualquier adulto sometido a un riesgo mayor de lo habitual, como en los casos siguientes:
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Adultos con mayor riesgo, como quienes viajan a regiones donde la poliomielitis es frecuente y trabajadores de laboratorio que trabajan con el virus de la poliomielitis |
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Personas que han sido mordidas por ciertos animales Las personas que pueden estar expuestas a ciertos animales (como los veterinarios) |
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Rubéola (sarampión alemán) |
Todos los adultos nacidos en 1957 o posteriormente a menos que tengan documentación de vacunación con una o más dosis de la vacuna MMR o pruebas de laboratorio que detectan evidencia de inmunidad contra la rubéola Profesionales de la salud si los análisis de laboratorio no detectan evidencia de inmunidad contra la rubéola Las mujeres que planean quedar embarazadas y no tienen inmunidad a la rubéola Siempre se administra como una vacuna combinada contra el sarampión y las paperas (no disponible como una sola vacuna) |
Las personas mayores de 50 años |
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No se recomienda actualmente a excepción de personas con un riesgo elevado de exposición al virus de la viruela, como los trabajadores de laboratorio que manipulan directamente el virus y materiales relacionados |
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Todos los adultos (dosis de refuerzo cada 10 años después de la primera serie, que suele aplicarse en la infancia en combinación con las de la difteria y la tosferina) |
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Quienes viajen a regiones donde la enfermedad es frecuente Personas que tienen contacto cercano con un portador de fiebre tifoidea Trabajadores de un laboratorio donde se manipulen las bacterias que causan la fiebre tifoidea |
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Quienes viajen a ciertas partes de África y de América del Sur, donde la enfermedad es común |
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* En Estados Unidos existen vacunas para dichas enfermedades. |
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VIH = virus de la inmunodeficiencia humana. |
Seguridad de las vacunas
En los Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, Centers for Disease Control and Prevention) controlan la seguridad de las vacunas. Los médicos deben informar de ciertos problemas que se producen después de la vacunación de rutina al CDC's Vaccine Adverse Event Reporting System [VAERS] y al Vaccine Safety Datalink [VSD]. Si ocurre algún problema de salud después de la vacunación, cualquier persona (médicos, enfermeras o cualquier miembro del público en general) puede enviar un informe a VAERS. Los informes de VAERS no pueden determinar si un problema de salud fue causado por la vacuna.
Las vacunas no suelen ocasionar problemas, aunque pueden producirse efectos secundarios leves, como dolor o enrojecimiento en el lugar de la inyección. Sin embargo, muchos padres siguen preocupados por la inocuidad de las vacunas infantiles y sus posibles efectos secundarios.
Una de las principales preocupaciones de los padres ha sido
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El hecho de que ciertas vacunas que contienen timerosal (un conservante a base de mercurio), como la vacuna o las vacunas contra el sarampión, las paperas y la rubéola (triple vírica), puedan aumentar el riesgo de autismo.
Muchos grupos diferentes de científicos han estudiado este problema y han desmentido por completo la supuesta relación entre las vacunas y el autismo (véase Preocupaciones relacionadas con la vacunación infantil en EL MANUAL y en las Preguntas Frecuentes del sitio web de los CDC FAQs About Vaccine Safety).
Sin embargo, la mayoría de los fabricantes han desarrollado vacunas sin timerosal para su uso en bebés y adultos. La información sobre las vacunas disponibles hoy en día que contienen bajos niveles de mercurio o de timerosal está disponible en la página web del Institute for Vaccine Safety de Estados Unidos.
Vacunación previa a un viaje al extranjero
Muchos países recomiendan a los ciudadanos la administración de vacunas específicas antes de viajar a zonas con enfermedades infecciosas que en el país de origen son consideradas inexistentes (véase la tabla Vacunas para viajes internacionales). Estas recomendaciones cambian con frecuencia en función de la aparición de distintos brotes de enfermedades.
Los Centros para el control y prevención de enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) proporcionan la información más actualizada sobre los requisitos de vacunación en su sección «Salud del Viajero» (Travelers’ Health). Además, el CDC tiene un servicio telefónico de atención ininterrumpida (1-800-232-4636 [CDC-INFO]) que proporciona información.
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