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La nariz y la faringe (formada por la nasofaringe, la bucofaringe y hipofaringe) pueden estar afectadas por inflamación, infección, traumatismos, tumores y otros trastornos diversos.
La dermatitis del conducto auditivo se caracteriza por prurito, descamación, y eritema de la piel del orificio auditivo externo y el conducto auditivo. La dermatitis puede ser causada por la exposición a alérgenos (dermatitis por contacto) o espontáneamente (otitis externa crónica, dermatitis eccematoide auricular).
En todo el mundo, alrededor de 500 millones de personas (casi el 8% de la población mundial) tienen hipoacusia ( 1). Más del 10% de las personas en los Estados Unidos tienen algún grado de pérdida de la audición que pone en peligro su comunicación diaria, por lo que es el trastorno sensorial más común. Alrededor de 1/800 a 1/1.000 neonatos nace con hipoacusia de grave a profunda. Dos a 3 veces más nacen con hipoacusia menor. Durante la infancia, otros 2 a 3/1.000 niños adquieren hipoacusia moderada a grave. Los adolescentes tienen el riesgo de la exposición excesiva al ruido y de traumatismos craneoencefálicos. Los adultos mayores típicamente experimentan una disminución progresiva de la audición ( presbiacusia), relacionada en forma directa con una combinación del envejecimiento, la exposición al ruido y factores genéticos. Se estima que unos 30 millones de personas en los Estados Unidos están expuestos a niveles perjudiciales de ruido en forma cotidiana.
El oído interno está en el área petrosa del hueso temporal. Dentro del hueso está el laberinto óseo, que encierra el laberinto membranoso. El laberinto óseo incluye el sistema vestibular (formado por los conductos semicirculares y el vestíbulo) y la cóclea.
Los trastornos del oído medio pueden ser secundarios a infección, obstrucción de la trompa de Eustaquio o traumatismos. La información acerca de objetos colocados en el oído y los síntomas como rinorrea, obstrucción nasal, dolor de garganta, infección de las vías respiratorias superiores, alergias, cefaleas, síntomas sistémicos y fiebre ayudan a confirmar el diagnóstico. El aspecto del conducto auditivo externo y de la membrana timpánica a menudo ayuda al diagnóstico. Se examina la nariz, la nasofaringe y la bucofaringe para detectar signos de infección y alergia y evidencia de tumores.
La vestibulitis nasal es la infección bacteriana del vestíbulo nasal, de modo típico causada por Staphylococcus aureus. Puede ser secundaria al hurgado nasal o al sonado excesivo de la nariz, que causa costras muy molestas y hemorragia cuando éstas se desprenden. Son eficaces las pomadas con mupirocina aplicadas en forma tópica 2 veces al día durante 14 días.
La hipertrofia o la inflamación de las adenoides es común entre los niños. Los síntomas incluyen obstrucción nasal, trastornos del sueño y derrames del oído medio con hipoacusia. El diagnóstico se realiza mejor mediante la fibronasofaringoscopia con fibra óptica flexible. El tratamiento suele basarse en corticoides intranasales, antibióticos y, en el caso de obstrucción nasal importante u otitis media aguda persistente o recidivante o en derrames del oído medio, la adenoidectomía.
El cáncer de cabeza y cuello se desarrolla en casi 65.000 personas en los Estados Unidos cada año. Salvo en el caso de la piel y la glándula tiroides, > 90% de los cánceres de la cabeza y el cuello está representado por carcinomas espinocelulares (epidermoides); el resto son adenocarcinomas, sarcomas, y linfomas.